La red cósmica de la Tarántula: la comunidad astronómica mapea la violenta formación estelar de una nebulosa fuera de nuestra galaxia
16/6/2022 de ESO / The Astrophysical Journal

Esta imagen compuesta muestra la región de formación estelar 30 Doradus, también conocida como la nebulosa de la Tarántula. La imagen de fondo, tomada en el infrarrojo, es en sí misma una composición: fue captada por el instrumento HAWK-I, instalado en el Very Large Telescope (VLT) de ESO, y por el telescopio VISTA (Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy), y muestra estrellas brillantes y ligeras nubes rosadas de gas caliente. Los brillantes rastros rojos y amarillos que se han superpuesto a la imagen provienen de observaciones de radio tomadas por el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA>), y revelan regiones de gas frío y denso que tienen el potencial de colapsar y formar estrellas. La estructura única en forma de red o de tela de araña de las nubes de gas llevó a la comunidad astronómica a apodar a esta nebulosa con el nombre de una de ellas. Crédito: ESO, ALMA (ESO/NAOJ/NRAO)/Wong et al., ESO/M.-R. Cioni/VISTA Magellanic Cloud survey. Acknowledgment: Cambridge Astronomical Survey Unit
Utilizando nuevas observaciones del conjunto ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), un equipo de astrónomos y astrónomas ha revelado intrincados detalles de la región de formación estelar 30 Doradus, también conocida como la nebulosa de la Tarántula. En una imagen de alta resolución publicada por el Observatorio Europeo Austral (ESO) que incluye datos de ALMA, vemos la nebulosa bajo una nueva luz, con tenues nubes de gas que proporcionan información sobre cómo las estrellas masivas dan forma a esta región.
«Estos fragmentos pueden ser los restos de nubes que alguna vez fueron más grandes y que han sido disgregadas por la enorme energía liberada por estrellas jóvenes y masivas, un proceso denominado retroalimentación«, afirma Tony Wong, quien ha dirigido la investigación sobre 30 Doradus presentada hoy en la reunión de la Sociedad Astronómica Americana (AAS) y publicada en The Astrophysical Journal. Originalmente, el equipo pensó que en estas áreas el gas sería demasiado escaso y estaría demasiado agitado por la turbulenta retroalimentación como para que la gravedad lo uniera y creara así nuevas estrellas. Pero los nuevos datos también revelan filamentos mucho más densos donde el papel de la gravedad sigue siendo significativo. «Nuestros resultados implican que incluso en presencia de una retroalimentación muy fuerte, la gravedad puede ejercer una potente influencia y dar lugar a una continuidad en la formación estelar«, agrega Wong, profesor de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos.
Ubicada en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite de nuestra propia Vía Láctea, la nebulosa de la Tarántula, que se encuentra a unos 170 000 años luz de distancia de la Tierra, es una de las regiones de formación estelar más brillantes y activas de nuestro vecindario galáctico. En su corazón se encuentran algunas de las estrellas más masivas conocidas, unas pocas con más de 150 veces la masa de nuestro Sol, lo que hace que la región sea perfecta para estudiar cómo las nubes de gas colapsan bajo la gravedad para formar nuevas estrellas.
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