La misión Hitomi atisba la «receta» cósmica del Universo cercano
14/11/2017 de NASA / Nature
Antes de que su breve misión finalizase inesperadamente en marzo de 2016, el observatorio de rayos X japonés Hitomi captó información excepcional sobre los movimientos del gas caliente en el cúmulo de galaxias de Perseo. Ahora, gracias al detalle sin precedente proporcionado por un instrumento desarrollado conjuntamente por NASA y JAXA (la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón), los científicos han sido capaces de analizar con mayor profundidad la composición química de este gas, proporcionando datos nuevos sobre las explosiones estelares que formaron la mayoría de estos elementos y los arrojaron al espacio.
El cúmulo de Perseo, situado a 240 millones de años-luz en la constelación del mismo nombre, es el cúmulo de galaxias más brillante en rayos X y uno de los más masivos de entre los cercanos a la Tierra. Contiene miles de galaxias orbitando en el interior de un gas delgado y caliente, todo mantenido unido por la gravedad. El gas tiene una temperatura promedio de unos 50 millones de grados Celsius y es la fuente de la emisión de rayos X del cúmulo.
Usando el espectrómetro de alta resolución de rayos X blandos de Hitomi, los astrónomos han demostrado que las proporciones de los elementos químicos hallados en el cúmulo son casi idénticas a las que ven los astrónomos en el Sol. Un grupo concreto de estos elementos está relacionado con un tipo particular de explosión estelar llamada supernova de tipo Ia. Dichos estallidos se piensa que son los responsables de producir la mayor parte del cromo, manganeso hierro y níquel (metales conocidos como los elementos del «pico del hierro») del Universo.
Los hallazgos sugieren que la misma combinación de supernovas de tipo Ia que produjeron elementos del pico del hierro en nuestro Sistema Solar también produjeron estos metales en el gas del cúmulo. Esto significa que el Sistema Solar y el cúmulo de Perseo experimentaron una evolución química similar en termino generales, lo que sugiere que los procesos de formación de estrellas – los sistemas que se convirtieron en supernovas de tipo Ia – fueron comparables en ambos lugares.