Jarras antiguas halladas en Judea revelan que el campo magnético de la Tierra está fluctuando, no disminuyendo
16/2/2017 de Tel Aviv University / PNAS
Albert Einstein consideraba que el origen del campo magnético de la Tierra es uno de los cinco problemas por resolver más importantes de la física. El debilitamiento del campo geomagnético, que se extiende desde el centro del planeta al espacio exterior y fue registrado por primera vez hace 180 años, ha provocado preocupaciones sobre el bienestar de la biosfera.
Pero en un nuevo estudio publicado en PNAS por la Universidad de Tel Aviv, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de California San Diego, los investigadores no encuentran razones para alarmarse: el campo geomagnético de la Tierra ha estado ondulando durante miles de años. Datos obtenidos del análisis de asas de jarras judaicas bien datadas aportan información sobre los cambios en la intensidad del campo geomagnético entre los siglos octavo y segundo antes de Cristo, indicando una fluctuación del campo que alcanzó su máximo durante el siglo VIII a.C.
«La intensidad del campo durante el siglo VIII a.C. corrobora observaciones anteriores de nuestro grupo, publicadas inicialmente en 2009, acerca de un campo inusualmente fuerte durante el principio de la Edad de Hierro. Lo llamamos el ‘pico de la edad de hierro’, y es el campo más potente registrado en los últimos 100 000 años», explica el Dr. Erez Ben-Yosef. «Este nuevo descubrimiento pone en contexto el declive reciente de la intensidad del campo. Aparentemente, no se trata de un fenómeno único, el campo se ha debilitado y recuperado a menudo durante los últimos milenios».
La nueva investigación se ha basado en 67 jarras judaicas antiguas de cerámica para almacenamiento que han pasado por un calentamiento, y que llevan sellos reales impresos correspondientes a distintos años entre el siglo VIII a.C. y el siglo II a.C. «La cerámica, arcilla horneada, ladrillos de barro quemados, escoria de cobre, casi cualquier cosa que haya sido calentada y luego enfriada puede convertirse en un registro del campo magnético en el momento en que se hizo», comenta el Dr. Ben-Yosef. «Las cerámicas poseen minerales diminutos – ‘grabadores’ magnéticos- que guardan información sobre el campo magnético de la época en la que la arcilla estaba en el horno. El comportamiento del campo magnético en el pasado puede ser estudiado examinando artefactos arqueológicos o material geológico que se calentó y luego se enfrió, como la lava».