Un exoplaneta cercano, parecido a Júpiter, envuelto en metano
9/9/2015 de UC Berkeley / Science Express
Ilustración de artista de un exoplaneta tipo Júpiter, 51 Eridani b, observado en luz del infrarrojo cercano que muestra las capas profundas de su atmósfera brillando a través de nubes. Debido a su juventud, este primo de nuestro Júpiter está todavía caliente y contiene información sobre el modo en que se formó hace 20 millones de años. Crédito: Danielle Futselaar y Franck Marchis, SETI Institute.
Los astrónomos han descubierto y fotografiado, utilizando el instrumento Gemini Planet Imager, un planeta gigante de gas envuelto en metano, muy parecido a Júpiter, que podría tener la clave para entender cómo se forman los planetas grandes en los discos giratorios de acreción que rodean a las estrellas.
El planeta, llamado 51 Eridani b, es un millón de veces menos brillante que su estrella, 51 Eridani, y muestra la señal más potente de metano jamás detectada en un planeta alienígena, lo que nos debería de dar pistas acerca de cómo se formó el planeta. El sistema planetario es muy joven – tiene alrededor de 20 millones de años, comparado con nuestro Sistema Solar de 4500 millones de años – y nos permite ver cómo pudo ser Júpiter en su infancia.
Se estima que el planeta tiene unas dos veces la masa de Júpiter y se encuentra en órbita a una distancia de 13 unidades astronómicas, lo que es poco más lejos de su estrella de lo que Saturno lo está del Sol. Los espectros del planeta revelan gas metano así como agua, como se cree que hay en el interior de la atmósfera de Júpiter.
«A juzgar por su luminosidad, baja temperatura y fuerte señal de metano, éste es el exoplaneta más parecido a Júpiter del que hemos tomado una imagen directa», comenta James Graham, de UC Berkeley. «Muchos de los exoplanetas que los astrónomos han estudiado antes tienen atmósferas que parecen como las de estrellas muy frías», afirma Bruce Macintosh, del Kavli Institute. «Éste parece un planeta».
El instrumento GPI, instalado en el telescopio de 8 m Gemini South en Chile, detecta la luz emitida directamente por los planetas, en vez de la luz reflejada o transmitida a través de la atmósfera. Esta luz es producida por el calor remanente después del colapso gravitacional del gas y el polvo que formaron el planeta. Y el planeta es tan joven que casi toda la luz observada procede del interior, lo que permite a los astrónomos examinar la estructura química en diferentes capas atmosféricas.