Cómo esconde su verdadera edad un volcán lunar de apariencia joven
29/3/2017 de Brown University / Geology
Una caldera de aspecto joven de la Luna había sido interpretada por algunos como la prueba de actividad volcánica lunar relativamente reciente, pero una nueva investigación sugiere que no es así, después de todo.
Mientras se encontraba en órbita alrededor de la Luna en 1971, la tripulación del Apollo 15 fotografió una extraña formación geológica, una depresión con forma de D, con baches, de unos 3 kilómetros de largo y 1.6 kilómetros de ancho, que desde entonces ha fascinado a los científicos planetarios. Algunos han sugerido que la estructura, conocida como Ina, es prueba de una erupción volcánica en la Luna ocurrida hace menos de 100 millones de años, mil millones de años después de cuando se piensa que cesó la mayor parte de la actividad volcánica en la Luna.
Pero una nueva investigación dirigida por geólogos de la universidad de Brown sugiere que Ina no es tan joven después de todo. El análisis concluye que la estructura fue formada realmente por una erupción hace unos 3500 millones de años, alrededor de la misma época que los depósitos volcánicos oscuros que vemos en la cara visible de la Luna. Es el tipo particular de lava que emergió de Ina lo que ayuda a esconder su edad, afirman los investigadores.
La caldera de Ina tiene un aspecto brillante respecto a sus alrededores, lo que sugiere que no tuvo tiempo de acumular demasiado regolito, la capa de roca suelta y polvo que se acumula en la superficie lunar con el tiempo. Contiene además montículos que parecen tener menos cráteres de impacto en ellos comparando con el área de los alrededores, otro indicio de juventud.
Pero ahora los investigadores sugieren que, de manera similar a lo ocurrido en algunos volcanes de la Tierra, una erupción en Ina podría haber producido una espuma magmática,una mezcla de magma y gas con burbujas, que cuando solidifica forma una superficie altamente porosa. Este tipo de superficie permitiría que la roca suelta y el polvo se filtrasen entre los espacios vacíos haciendo que pareciera que se había acumulado menos regolito. Además, la porosidad puede también sesgar las cuentas de cráteres. Los experimentos en laboratorio utilizando un cañón de proyectiles de alta velocidad han demostrado que los impactos sobre objetivos porosos crean cráteres mucho más pequeños. Debido a la extrema porosidad de Ina, los cráteres serían mucho menores de lo normal y podrían no ser visibles en absoluto, alterando drásticamente la edad estimada a partir del contaje de cráteres.