ASKAP dominará la caza de los estallidos en radio
23/5/2017 de CSIRO / The Astrophysical Journal Letters

El radiotelescopio Australian Square Kilometre Array Pathfinder del CSIRO, en una imagen nocturna, con la Vía Láctea al fondo. Crédito: Alex Cherney/terrastro.com.
Un telescopio del CSIRO ha descubierto su primer estallido rápido en radio en el espacio menos de cuatro días después de empezar la búsqueda. El descubrimiento llegó tan rápido que el telescopio, el ASKAP (Australian Square Kilometre Array Pathfinder), instalado en Geraldton, en Australia Occidental, parece destinado a convertirse en un campeón mundial en esta área altamente competitiva de la astronomía.
Los ‘estallidos rápidos en radio’ son breves picos de emisión de ondas de radio que duran unos pocos milisegundos. Parecen proceder de potentes fenómenos que se producen a miles de millones de años-luz de distancia, pero qué los causa es todavía un misterio. El primero fue descubierto en 2007 y desde entonces sólo se han encontrado dos docenas.
El descubrimiento del nuevo estallido, FRB170107, fue realizado por el DR. Keith Bannister y sus colaboradores del CSIRO, Curtin University y el International Centre for Radio Astronomy Research (ICRAR) mientras utilizaban sólo ocho de las 36 antenas que tiene el telescopio ASKAP. «Podemos esperar que detectaremos uno cada dos días cuando utilicemos 12 antenas, nuestro número estándar actual», explica el Dr. Bannister.
Para realizar la detección más reciente, los investigadores emplearon una estrategia inusual. «Convertimos el telescopio en el Sauron del espacio, el ojo que todo lo ve», explica el Dr. Bannister refiriéndose al señor oscuro de «El Señor de los Anillos» de Tolkien. Normalmente todas las antenas de ASKAP apuntan hacia una parte del cielo. Pero puede hacerse que cada una apunte en una dirección ligeramente distinta, como los segmentos del ojo de una mosca. Esto multiplica la cantidad de cielo que el telescopio puede ver. Ocho antenas de ASKAP pueden ver 240 grados de una sola vez, unas mil veces el área de la luna llena.
El FRB170107 procedía del borde de la constelación de Leo. Parece haber viajado a través del espacio durante seis mil millones de años a la velocidad de la luz antes de chocar con el telescopio de Australia. El brillo de la explosión y su distancia aparente implican que la energía necesaria para producirlo fue enorme, lo que hace muy difícil explicarlo. «Hemos hecho que un problema difícil se haya convertido en más difícil aún», comenta el Dr. Ryan Shannon (CSIRO, Curtin University, ICRAR).