El telescopio espacial Nancy Grace Roman de la NASA estudiará kilonovas
8/11/2022 de Madrid Deep Space Communications Complex (INTA-NASA)
¿Qué sucede cuando las estrellas más densas y masivas, que también son súper pequeñas, chocan? Envían explosiones brillantes conocidas como kilonovas. Son como fuegos artificiales naturales del universo. Los teóricos sospechan que ocurren periódicamente en todo el cosmos.
En mayo de 2027 se lanzará el telescopio espacial Nancy Grace Roman de la NASA, con el que los científicos tendrán un observatorio más para ayudar a seguir, e incluso explorar, estos impresionantes eventos.
Los actores clave en las kilonovas son las estrellas de neutrones, los núcleos centrales de las estrellas que colapsaron por la gravedad durante las explosiones de supernovas. Cada una tiene una masa similar a la del Sol, pero solo tienen unos 10 kilómetros de diámetro. Y cuando chocan, lanzan escombros que se mueven a velocidades cercanas a la de la luz. También se cree que estas explosiones forjan elementos pesados, como el oro, el platino y el estroncio (lo que le confiere a estos eventos sus impresionantes rojos). Las kilonovas disparan esos elementos a través del espacio, permitiéndoles potencialmente terminar como rocas que forman la corteza de planetas terrestres como la Tierra.
El Roman proporcionará a los investigadores una poderosa herramienta para observar kilonovas extremadamente distantes debido a la expansión del espacio. La luz que salió de las estrellas hace miles de millones de años se estira, con el tiempo, en longitudes de onda más largas y rojas, conocidas como luz infrarroja. Dado que Roman se especializará en capturar luz infrarroja cercana, detectará la luz de objetos muy distantes. “Roman podrá ver algunas kilonovas cuya luz ha viajado alrededor de 7 mil millones de años para llegar a la Tierra”, explicó Eve Chase, investigadora postdoctoral en el Laboratorio Nacional de Los Álamos en Nuevo México. Chase dirigió un estudio más reciente que simuló cómo las diferencias en la eyección de kilonovas pueden variar lo que esperamos observar desde los observatorios, incluido el Roman.
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