¿Cuándo una nova no lo es? Cuando una enana blanca y una enana marrón chocan entre sí
10/10/2018 de National Radio Astronomy Observatory / Monthly Notices of the Royal Astronomical Society
Utilizando ALMA, un equipo internacional de astrónomos ha hallado pruebas de que una enana blanca (los restos viejos de una estrella similar al Sol) y una enana marrón (una estrella fallida sin masa suficiente para mantener procesos de fusión nuclear) chocaron produciendo un breve resplandor que fue observado en la Tierra en 1670 y que fue llamado Nova sub Capite Cygni (una estrella nueva bajo la cabeza del Cisne), siendo actualmente conocida como CK Vulpeculae.
En julio de 1670, los observadores en la Tierra fueron testigos de la aparición de una «estrella nueva» o nova, en la constelación del Cisne. Donde antes el cielo era oscuro, un brillante punto luminoso apareció, se apagó, reapareció y finalmente acabó por desaparecer completamente. Los astrónomos modernos inicialmente pensaron que el evento anunciaba la unión de dos estrellas de la secuencia principal (estrellas que siguen el mismo camino de evolución que el Sol).
Observaciones nuevas con ALMA apuntan a una explicación más intrigante. Estudiando los escombros de esta explosión, que tomaron la forma de dos anillos de polvo y gas semejantes a un reloj de arena con un objeto central compacto, los investigadores concluyeron que una enana marrón (una estrella fallida sin masa suficiente para mantener reacciones nucleares de fusión) se había unido a una enana blanca (los antiguos restos de una estrella similar al Sol).
«Cuando estos dos objetos colisionaron, expulsaron un combinado de moléculas e isótopos inusuales, lo que nos proporcionó datos nuevos acerca de la naturaleza del objeto», señala Sumner Starrfield (Arizona State University). Según los investigadores, la enana blanca habría sido unas diez veces más masiva que la enana marrón, aunque de tamaño mucho menor. Cuando la enana marrón se precipitaba en espiral hacia dentro, las intensas fuerza de marea producidas por la enana blanca la habrían destruido. «Se trata de la primera vez en que un fenómeno de este tipo ha sido identificado de modo concluyente», destaca Starrfield.