Cráteres en cajas de arena revelan secretos de marcas de salpicaduras de cráteres y meteoritos perdidos
28/6/2018 de Okinawa Institute of Science and Technology Graduate University (OIST) / Physical Review Letters
Una característica de los cráteres ha intrigado a los científicos durante décadas. La fuerza del impacto de un meteorito pulveriza el suelo y arroja el polvo a gran altura por el cielo con una trayectoria en forma de cono. El polvo volador se asienta alrededor del cráter formando un manto. La pregunta era: ¿por qué algunos mantos tienen forma de rayos, líneas rectas que salen dese el centro del cráter como los radios de una rueda?
En un estudio nuevo investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa han simulado impactos extraterrestres que arrojan luz sobre el modo en que se forman estos misteriosos rayos. Como no es posible crear un cráter con un meteorito real, los científicos utilizan un análogo simple y popular: dejar caer una bola de metal sobre un lecho de arena. La bola expulsa arena y forma un cráter rodeado por el material expulsado.
Pero no todas las veces que se lanza la bola aparecen cráteres con rayos. Los investigadores notaron que se producían cuando no alisaban el terreno después de impacto anterior. Y para averiguar por qué los terrenos irregulares son los que forman cráteres con rayos, realizaron un segundo experimento sobre un lecho de arena que tenía impreso un patrón regular de valles con forma hexagonal. Tras el impacto, cada uno de los valles que tocaban el borde de la bola produjeron un rayo. Christian Butcher (OIST) repitió el experimento con diferentes variables: «Cambiamos el tamaño de la bola, la distancia entre valles, la altura de caída de la bola, los granos de arena, entre otros». Las única variables que afectaron al número de rayos producidos eran el tamaño de la bola y la distancia entre valles.
Tras averiguar cómo se forman los rayos de los cráteres, los científicos crearon un modelo teórico para predecir su número. Las predicciones del modelo encajaban con los experimentos realizados, permitiendo a los científicos predecir el aspecto de los rayos sobre las superficie escabrosas de planetas reales. Además indica también el diámetro del meteorito que creó el cráter, a partir del número de rayos que tiene.