BepiColombo y Solar Orbiter comparan notas en Venus
27/1/2023 de Europlanet Society / Nature Communications
La convergencia de dos naves espaciales en Venus, en agosto de 2021, ha ofrecido detalles únicos sobre el modo en el que el planeta es capaz de retener su gruesa atmósfera sin la protección de un campo magnético global. La misión BepiColombo de ESA/JAXA, en ruta para estudiar Mercurio, y el Solar Orbiter de ESA/NASA, que está observando el Sol desde diferentes perspectivas, están utilizando varias asistencias gravitatorias de Venus para cambiar sus trayectorias y guiarlas hacia sus objetivos. Los días 9 y 10 de agosto de 2021, las misiones pasaron por Venus con un día de diferencia, realizando observaciones captadas por ocho sensores y desde dos puntos de vista diferentes en el espacio.
A diferencia de la Tierra, Venus no genera un campo magnético intrínseco en su núcleo. Sin embargo, la interacción con el viento solar (un flujo de partículas con carga eléctrica emitido por el Sol) crea una débil magnetosfera inducida, con forma de cometa, en la alta atmósfera de Venus.
Durante el sobrevuelo, BepiColombo atravesó la larga cola de la magnetosfera y emergió a través del cono redondeado de las regiones magnéticas mas cercanas al Sol. Mientras, Solar Orbiter captó un viento solar tranquilo desde su posición delante de Venus.
«Este conjunto doble de observaciones es particularmente valioso porque las condiciones del viento solar experimentadas por Solar Orbiter fueron muy estables. Ello indica que BepiColombo tenía una visión perfecta de las diferentes regiones dentro de la envolvente magnética y la magnetosfera, no perturbadas por las fluctuaciones de la actividad solar», explica Moa Persson (Universidad de Tokyo).
El sobrevuelo de BepiColombo constituyó, pues, una rara ocasión para investigar la «región de estancamiento», un área en la punta de la magnetosfera donde se observan algunas de las mayores interacciones entre Venus y el viento solar. Los datos obtenidos constituyen la primera prueba experimental de que las partículas con carga eléctrica son frenadas significativamente en esta región por las interacciones entre el viento solar y Venus, y que esta zona se extiende hasta una distancia inesperadamente grande, de 1900 kilómetros, por encima de la superficie del planeta.
Las observaciones también demostraron que la magnetosfera inducida proporciona una barrera estable que protege la atmósfera de Venus frene a la erosión del viento solar. Esta protección es robusta incluso durante los mínimos solares, cuando las emisiones menos potentes en ultravioleta del Sol reducen la intensidad de las corrientes eléctricas que crean la magnetosfera inducida. Este descubrimiento, que es contrario a lo predicho anteriormente, arroja nueva luz sobre la conexión entre campos magnéticos y pérdidas de atmósfera debida al viento solar.
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