Una misión de NASA señala el origen del «Océano de las Tormentas» de la Luna
2/10/2014 de NASA / Nature
La Luna de la Tierra vista en luz visible (izquierda), en una representación topográfica (centro, el rojo es alto y el azul es bajo), y los gradientes de gravedad de GRAIL (derecha). La región Procellarum es una amplia zona de topografía baja cubierta por mares oscuros de basalto. Los gradientes de gravedad revelan una forma gigante rectangular de estructuras que rodean la región. Crédito: NASA/GSFC/JPL/Colorado School of Mines/MIT
Empleando datos de la misión Gravity Recovery and Interior Laboratory (GRAIL) de NASA, los científicos han solucionado un misterio lunar casi tan viejo como la propia Luna.
Las primeras teorías sugerían que el escarpado borde de una región de la superficie de la Luna conocida como Oceanus Procellarum (u Océano de las Tormentas) había sido causado por un impacto de asteroide. Si esta teoría fuese la correcta, la cuenca que formó habría sido la mayor por impacto de asteroide en la Luna. Sin embargo, los científicos que han estudiado los datos de GRAIL piensan que han encontrado evidencias de que el escarpado borde de esta región rectangular (de unos 2600 kilómetros de ancho) es en realidad resultado de la formación de antiguas fosas tectónicas.
«Interpretamos las anomalías gravitacionales descubiertas por GRAIL como parte del sistema de fontanería del magma lunar, los conductos que transportaban lava a la superficie durante las antiguas erupciones volcánicas», comenta Maria Zuber, investigadora principal de la misión GRAIL.
La superficie de la cara visible de la Luna está dominada por una única área llamada región Procellarum, que se caracteriza por tener elevaciones bajas, una composición única y numerosas llanuras volcánicas antiguas. Las fosas se encuentran enterradas bajo llanuras volcánicas oscuras de la cara visible de la Luna, y han sido detectadas sólo gracias a los datos de gravedad proporcionados por GRAIL. Las fosas tectónicas inundadas por lava son diferentes de cualquier otra formación que podamos encontrar en la Luna y en tiempos pudieron parecerse a las zonas de fosas de la Tierra, Marte y Venus. El descubrimiento ha sido publicado en la edición de hoy de la revista Nature.