Una gran meteorología en los júpiteres calientes
27/5/2013 de NASA
Entre los cientos de nuevos planetas descubiertos por la nave espacial Kepler de NASA se encuentra una clase de mundos exóticos conocidos como «júpiteres calientes». A diferencia de los planetas gigantes de nuestro propio sistema solar, que permanecen a una distancia segura del sol, estos mundos son visitantes imprudentes de sus estrellas nodrizas. Se desplazan en órbitas que tienen una fracción del tamaño de la de Mercurio, abrasados sólo en una cara por la luz estelar, cientos de veces más intensa que el suave calentamiento experimentado por Júpiter aquí en casa».
Heather Knutson de Caltech realizó el primer mapa meteorológico de un Júpiter caliente en 2007.
«No es tan sencillo como tomar una fotografía y, ¡ya está!, vemos el tiempo», afirma Knutson. Estos planetas se encuentran a cientos de años luz de la Tierra y están casi sobrepasados por el resplandor de sus estrellas. Incluso ver el planeta como un solo píxel cerca de la estrella sería un enorme logro».
En lugar de ello, Knutson y sus colaboradores utilizaron un truco ideado por Nick Cowan de Northwestern University. La clave, explica, es que «la mayoría de los júpiteres calientes están en rotación síncrona con sus estrellas. Esto significa que tienen una cara diurna y una cara nocturna permanentes. Mientras los vemos girar desde nuestro punto de observación en la Tierra, los planetas exhiben fases, es decir, creciente, menguante y llena. Midiendo el brillo en el infrarrojo del planeta en función de su fase, podemos crear un mapa rudimentario de temperatura frente a longitud».
El estudio más reciente, dirigido por Nikole Lewis, muestra un gigante gaseoso llamado HAT-P-2b.»Podemos ver temperaturas diarias tan altas como 2400 K», afirma Lewis, «mientras que en la cara nocturna cae por debajo de los 1200 K. Incluso por la noche», comenta maravillada, «este planeta es diez veces más cálido que Júpiter». El mapa muestra una enorme diferencia entre las temperaturas diurna y nocturna, superando los 1000 grados. Los investigadores piensan que estos gradientes térmicos producen vientos feroces que soplan a miles de kilómetros por hora.