Un nuevo estudio atribuye a causas naturales, y no a actividad alienígena, el comportamiento de la estrella KIC 8462852
10/5/2016 de Vanderbilt University / Astrophysical Journal
Ilustración de artista de cometas cayendo en cascada alrededor de una estrella lejana. Crédito: NASA/JPL/Caltech.
Un nuevo estudio hace todavía menos probable que la estrella KIC 8462852 sea el hogar de una industriosa civilización que la está rodeando gradualmente bajo una gran cubierta llamada esfera de Dyson. La estrella, que se encuentra a unos 1480 años luz en la constelación del Cisne, muestra fluctuaciones inusuales en la luz emitida por esta estrella de tipo F (ligeramente mayor y más caliente que el Sol), y por lo demás completamente normal. La más notable de estas fluctuaciones consiste en docenas de caídas de brillo irregulares y no naturales que parecieron durante un periodo de 100 días, indicando que un gran número de objetos de forma irregular había pasado por delante de la estrella y había bloqueado temporalmente parte de la luz procedente de ella.
Los científicos de Instituto SETI no encontraron pruebas de señales en radio de origen artificial. Pero un estudio de la Universidad Estatal de Lousiana anunció que la estrella había perdido un 20 por ciento de su brillo durante el último siglo, un descubrimiento particularmente difícil de explicar por medios naturales, pero de acuerdo con la idea de que los alienígenas estuvieran convirtiendo gradualmente el material del sistema planetario de la estrella en megastructuras gigantes que han estado absorbiendo cantidades cada vez mayores de energía de la estrella durante más de un siglo.
Sin embargo, ahora un nuevo trabajo ha estudiado con detenimiento las observaciones sobre las que se basaba dicha investigación, concluyendo que no hay pruebas creíbles de que el brillo de la estrella haya ido cambiando paulatinamente durante ese periodo. El trabajo de la Universidad de Lousiana se basó en el análisis de las imágenes registradas en las más de 500 000 placas fotográficas de cristal tomadas por los astrónomos del Observatorio Harvard entre 1885 y 1993, que actualmente están siendo digitalizadas en la base de datos DASCH. El estudiante de doctorado Michael Lund la Universidad de Vanderbilt se preguntó si la aparente pérdida de brillo durante 100 años de la estrella podría simplemente ser resultado de que las observaciones fueron realizadas con los distintos telescopios y cámaras diferentes que fueron utilizados durante el siglo pasado.
«Cuando realizas investigaciones de archivo que combinan información de varias fuentes diferentes, hay límites en la precisión de los datos que debes de tener en cuenta», comenta Keivan Stassun, director de tesis de Lund. «En este caso estudiamos las variaciones en el brillo de varias estrellas comparables en la base de datos DASCH y encontramos que muchas de ellas experimentaron una caída similar en la década de 1960. Eso indica que las caídas fueron causadas por cambios en la instrumentación y no por cambios en el brillo de la estrella».