Un estudio arroja datos nuevos acerca de las tendencias en el calentamiento global
23/11/2016 de JPL
Un nuevo estudio atribuye la ralentización temporal del aumento de la temperatura superficial global de la Tierra, observado entre 1998 y 2013, a que los océanos de la Tierra han absorbido el calor extra. Crédito: usuario de Flickr Brian Richardson, CC by 2.0.
Un nuevo estudio de la ralentización temporal en la tendencia al alza de la temperatura superficial media entre 1998 y 2013 concluye que el fenómeno representaba una redistribución de energía dentro del sistema de la Tierra, con el océano absorbiendo el calor extra. La temperatura superficial promedio global, medida por satélites y observaciones directas, está considerada como un indicador clave del cambio climático.
«Los científicos están ahora más seguros de que los océanos de la Tierra han seguido calentándose continuamente con el paso del tiempo. Pero el ritmo de calentamiento global en la superficie puede fluctuar debido a variaciones naturales del clima en periodos de una década o así», explica Verónica Nieves (JPL y Universidad de California, Los Ángeles).
«Para monitorizar mejor el contenido energético de la Tierra y sus consecuencias, el océano es el factor más importante que hay que considerar porque la cantidad de calor que puede almacenar es extremadamente grande cuando se compara con la capacidad del suelo o de la atmósfera», afirma Xiao-Hai Yan (Universidad de Delaware, Newark). Según el estudio que ha dirigido, «el calor contenido en el océano -desde la superficie al fondo marino – podría ser una medida más apropiada de cuánto se está calentando nuestro planeta».
Los científicos también piden un apoyo continuo de las tecnologías actuales y futuras para monitorizar los océanos, que les permitan reducir los errores en la medida de la temperatura superficial del mar y del calor contenido en el océano. Esto incluye mantener Argo, el sistema principal de monitorizado del calor contenido en el océano, y el desarrollo de Deep Argo para monitorizar la mitad inferior de los océanos; la utilización de programas de monitorizado de la temperatura subsuperficial del océano desde barcos; avances en tecnologías robóticas como vehículos submarinos autónomos que estudien las aguas que se encuentran junto a las costas (como islas o regiones costeras); y un mayor desarrollo de los métodos de exploración remotos en tiempo real o casi de las profundidades del océano.