Tiempos revueltos, cuando las estrellas se acercan
5/2/2016 de Heidelberg Institute for Theoretical Studies (HITS) / The Astrophysical Journal Letters
Ambas imágenes muestran cortes a través del volumen de la simulación tridimensional después de 105 días en la envoltura común. En el plano orbital (figura 1) la estrella compañera y el núcleo de la estrella gigante roja giran una alrededor del otro. La imagen 2 muestra un plano perpendicular al plano orbital. Crédito: Sebastian Ohlmann / HITS.
Más de la mitad de las estrellas que conocemos tienen una compañera, una segunda estrella que puede tener un efecto importante sobre su estrella primaria. La influencia mutua dentro de estos sistemas binarios de estrellas es particularmente intensa cuando las dos atraviesan una fase en la que se ven rodeadas por una envoltura común consistente en hidrógeno y helio. Comparado con el tiempo total que tardan en evolucionar las estrellas, esta fase es extremadamente corta, así que los astrónomos tienen muchas dificultades para observarla y estudiarla. Aquí es donde entran en juego los modelos teóricos acompañados de intensas simulaciones por computadora.
Utilizando métodos nuevos, los astrofísicos Sebastian Ohlmann, Friedrich Röpke, Rüdiger Pakmor, y Volker Springel del Instituto de Estudios Teóricos de Heidelberg (HITS) ha dado un paso adelante en la creación de modelos de este fenómeno. Según anuncian en la revista The Astrophysical Journal Letters, los científicos han descubierto con las simulaciones irregularidades dinámicas que se producen durante la fase de envoltura común y son cruciales para la existencia posterior de los sistemas de estrellas binarios. Estas inestabilidades cambian el flujo de la materia dentro de la envoltura, influyendo así en distancia entre las estrellas y determinando si, por ejemplo se producirá una explosión de supernova y, si es así, de qué tipo será.
«Dependiendo del aspecto inicial de la envoltura común pueden acabar produciéndose fenómenos muy diferentes, como la explosiones de supernova termonucleares», comenta Sebastian Ohlman.