Primera mirada de Rosetta a la cara oscura del cometa
2/10/2015 de JPL
Imagen de las regiones polares del sur del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko tomadas con OSIRIS el 29 de septiembre de 2014, cuando estas zonas todavía estaban experimentando el largo invierno austral. Crédito: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team.
Desde su llegada al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko la nave espacial Rosetta de la ESA ha estado examinando la superficie y el ambiente de este cuerpo que tiene una forma curiosa. Pero durante mucho tiempo una parte del núcleo -las oscuras regiones frías alrededor del polo sur del cometa – permanecieron inaccesibles a casi todos los instrumentos de la nave espacial.
Debido a una combinación de su forma bilobulada y a la inclinación de su eje de rotación, el cometa de Rosetta muestra un patrón de estaciones muy peculiar a lo largo de su órbita de 6.5 años. Las estaciones están distribuidas de manera muy irregular entre los dos hemisferios. Cada hemisferio contiene partes de los dos lóbulos y del «cuello».
Cuando Rosetta llegó a 67P/C-G en agosto de 2014, el cometa todavía estaba experimentando su largo verano del hemisferio norte y las regiones del hemisferio sur recibían muy poca luz solar. Además, gran parte de este hemisferio, cercana al polo sur, se encontraba en la noche polar y había permanecido en oscuridad total durante casi cinco años.
Sin iluminación directa estas regiones no podían ser observadas con la cámara OSIRIS ni el espectrómetro VIRTIS de Rosetta. «Observamos la ‘cara oscura’ del cometa con MIRO (Microwave Instrument for Rosetta Orbiter) en muchas ocasiones después de la llegada de Rosetta a 67P/C-G y estos datos únicos nos están indicando algo muy intrigante acerca del material que hay justo debajo de la superficie», comenta Mathieu Choukroun del JPL y director del estudio.
Observando las regiones polares del sur, Choukroun y sus colaboradores encontraron diferencias importantes entre los datos tomados por los canales de longitudes de onda milimétricas y submilimétricas de MIRO. Estas diferencias podrían deberse a la presencia de grandes cantidades de hielo contenidas en las primeras decenas de centímetros bajo la superficie de estas regiones. «Parece que el material de la superficie o el material que se encuentra unas decenas de centímetros bajo ella es extremadamente transparente y podría consistir principalmente en hielo de agua o hielo de dióxido de carbono», comenta Choukroun.