NASA mide la aurora pulsante
20/10/2015 de NASA / Journal of Geophysical Research
Esta película de cielo completo muestra una aurora pulsante el 3 de enero de 2012. Los científicos compararon el vídeo de tres minutos de duración con medidas por satélite del número y energías de los electrones que caían de la magnetosfera para entender mejor cómo los electrones transfieren energía a la alta atmósfera y crean las auroras. Crédito: NASA.
Gracias a una afortunada conjunción de dos satélites, una red de cámaras de todo el cielo instaladas en tierra y algunas auroras boreales espectaculares, los investigadores han encontrado pruebas de un papel inesperado que los electrones juegan en la creación de la auroras danzarinas. Aunque los humanos han estado viendo auroras durante miles de años, sólo recientemente hemos empezado a comprender qué las causa.
En este estudio los científicos compararon vídeos tomados desde tierra de auroras pulsantes – un cierto tipo de aurora que se caracteriza por retazos brillantes que parpadean regularmente – con medidas por satélite del número y las energías de los electrones que llovían hacia la superficie desde el interior de la burbuja magnética de la Tierra, la magnetosfera. Los investigadores encontraron algo inesperado: una caída en el número de electrones de baja energía, que se pensaba que tendría muy poco efecto o ninguno, se corresponde con cambios especialmente rápidos en la forma y estructura de las auroras pulsantes.
Las auroras pulsantes se llaman así porque sus características cambian y varían en brillo en zonas particulares, en lugar de hacerlo a lo largo de alargados arcos que cruzan el cielo como es el caso en las auroras activas. Sin embargo, su aspecto no es la única diferencia. Aunque todas las auroras son causadas por partículas energéticas – típicamente electrones – que se aceleran en la atmósfera de la Tierra y chocan brillantemente con los átomos y moléculas del aire, la fuente de estos electrones es diferente para las auroras pulsantes y para las auroras activas.
Las auroras activas se producen cuando una densa onda de material solar – como un flujo de alta velocidad de viento solar o una gran nube que explotó en el Sol llamada expulsión de masa de la corona – choca contra el campo magnético de la Tierra, haciendo que vibre. Esta vibración emite electrones que habían sido atrapados en la cola de ese campo magnético, que se aleja del Sol. Una vez libres, estos electrones van corriendo hacia los polos y entonces interaccionan con partículas en la alta atmósfera de la Tierra para crear las luces relucientes que cruzan el cielo en largos cordones.
En cambio, los electrones que provocan las auroras pulsantes son enviados girando hacia la superficie por complicados movimientos ondulatorios en la magnetosfera. Estos movimientos ondulatorios pueden producirse en cualquier momento, no sólo cuando una oleada de material solar hace vibrar el campo magnético.