Los astrónomos van al fin de la Tierra para ver carbono cósmico
4/11/2015 de University of New South Wales / The Astrophysical Journal
El borde de la nebulosa Cabeza de Caballo, allí donde toca el espacio vacío que hay fuera de ella, es rico en carbono. Crédito: NASA, ESA, y el Hubble Heritage Team (STScI/AURA).
El ciclo del carbono es fundamental para la vida en la Tierra. Describe cómo el carbono va pasando entre los organismos vivos y el océano, la atmósfera y las rocas de nuestro planeta, inducido por la energía de nuestro Sol. Pero también existe un ciclo del carbono en nuestra Galaxia y los astrónomos están abriendo nuevas ventanas al espacio que nos permitirán ver el carbono cósmico bajo una nueva luz.
El agua de la atmósfera absorbe las longitudes de onda de la luz procedente de carbono atómico e ionizado, por lo que para observarla hay que ir a las regiones más secas de la superficie del planeta. El lugar más frío y seco de la Tierra es la cima de la meseta Antártica. Allí la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) y la Universidad de Arizona han construido el telescopio High Elevation Antarctic Terahertz telescope (HEAT).
HEAT puede medir las líneas del carbono cuyas frecuencias son de terahertzios. El telescopio está fijo en el hielo y registra la señal mientras el cielo gira sobre él. HEAT está construyendo un mapa de carbono de la Galaxia a tiras, «día» tras «día». Y después de dos años de cartografiado, los investigadores han producido los primeros mapas de alta resolución de carbono de la Galaxia.
Esto ha permitido descubrir una nube molecular con más de 200 años-luz de extensión pero no más de 10 años-luz de anchura que parece estar condensando a partir del carbono atómico de los alrededores. No se aprecia una clara señal de formación de estrellas en esta nube. El gas es increíblemente frío y tranquilo. Podría ser la primera nube molecular que ha sido vista todavía en proceso de formación.