Las ondas gravitacionales «saben» cómo crecen los agujeros negros
18/10/2013 de CSIRO / Science
Un artículo de la edición de hoy de la revista Science examina las ideas principales sobre el crecimiento de los agujeros negros supermasivos frente a los datos observacionales, un límite en la potencia de las ondas gravitacionales procedentes de parejas de agujeros negros, obtenidas con el radiotelescopio Parkes de 64 m de CSIRO en Australia oriental.
Cuando las galaxias se fusionan, sus agujeros negros centrales están condenados a encontrarse. Primero bailan juntos, y luego llegan a un desesperado abrazo y se fusionan. «Los teóricos predicen que hacia el final de este baile «gruñen» con ondas gravitacionales a una frecuencia que pretendemos detectar», afirma el Dr Ryan Shannon.
Los astrónomos han estado buscando estas ondas gravitacionales con el radiotelescopio Parkes y un conjunto de 20 pequeñas estrellas que giran llamadas púlsares. Los púlsares funcionan como relojes extremadamente precisos, y medimos cuándo llegan sus pulsos con una precisión de una décima de microsegundo. Cuando las ondas gravitacionales se desplazan por un área del espacio-tiempo, aumentan o encogen temporalmente las distancias entre objetos en esa región. «Pueden alterar el momento de llegada de los pulsos a la Tierra», comenta el Dr Michael Keith de la Universidad de Manchester en UK.
La intensidad del fondo de ondas gravitacionales dependen de la frecuencia con que los agujeros negros supermasivos se unen, lo masivos que son, y lo lejos que se encuentran. Así que si el fondo es bajo, esto pone límites a uno o más de esos factores. Armados con sus resultados, los investigadores comprobaron cuatro modelos de crecimiento de agujeros negros. Descartaron que los agujeros negros ganen masa sólo a través de fusiones, pero los otros tres modelos «todavía están en el juego», según la Dra. Sarah Burke-Spolaor del California Institute of Technology (Caltech).