La Vía Láctea se dio un festín hace 6 millones de años
11/10/2016 de CfA / The Astrophysical Journal
Esta ilustración de artista muestra la Vía Láctea tal como pudo haber sido hace seis millones de años durante una fase de actividad de tipo «cuásar». Una tenue burbuja de color naranja se extiende desde el centro galáctico hasta un radio de unos 20 000 años-luz. Fuera de esa burbuja, una ‘niebla’ de gas a un millón de grados de temperatura podría ser la materia que falta en la galaxia, 130 mil millones de masas solares. Crédito: Mark A. Garlick/CfA.
El centro de la Vía Láctea es actualmente un lugar tranquilo donde un agujero negro supermasivo dormita, y sólo ocasionalmente traga pequeños sorbos de gas hidrógeno. Pero no siempre ha sido así. Un nuevo estudio demuestra que hace 6 millones de años, cuando los primeros ancestros humanos conocidos como homininos pisaban la Tierra, el núcleo de nuestra galaxia brilló con fiereza. El prueba de esta fase activa procede de la búsqueda de la masa que falta en la galaxia.
Las medidas muestran que la Vía Láctea pesa entre 1 y 2 billones de veces tanto como el Sol. Unos cinco sextos de esta masa se encuentran en forma de materia oscura, invisible y misteriosa. El sexto restante, unos 150-300 mil millones de masas solares, es materia normal. Sin embargo, contando todas las estrellas, gas y polvo que podemos ver, sólo hallamos unos 65 mil millones de masas solares. El resto de la materia normal (hecha de neutrones, protones y electrones) parece estar perdida.
«Analizamos observaciones en rayos X del archivo de la nave espacial XMM-Newton y encontramos que la masa que falta está en forma de niebla gaseosa a un millón de grados de temperatura que empapa nuestra galaxia. Esa niebla absorbe los rayos X procedentes de fuentes más lejanas», comenta Fabrizio Nicastro (CfA e INAF). Los astrónomos utilizaron la cantidad de absorción para calcular cuánta materia normal hay y cómo está distribuida. Aplicaron modelos por computadora, comprobando que no podían ajustar las observaciones con una distribución del gas suave y uniforme. En cambio, descubrieron que hay una «burbuja» en el centro de nuestra galaxia que se extiende hasta dos tercios de la distancia hacia la Tierra.
La creación de esa burbuja necesitó de una cantidad tremenda de energía. Esa energía, según los investigadores, procedía del agujero negro que se estaba alimentando. Aunque parte del gas fue tragado por el agujero negro, el resto fue expulsado hacia el exterior a velocidades de 1000 km/s. Seis millones de años después, la onda de choque creada durante esa fase de actividad ha recorrido 20 000 años-luz de espacio. Y mientras el agujero negro ha agotado la comida que tenía cerca y se ha puesto a hibernar. Esta cronología ha sido corroborada por la presencia de estrellas de 6 millones de años de edad cerca del centro galáctico. Esas estrellas se formaron a partir del mismo material que en el pasado fluyó hacia el agujero negro.