La niebla de la Tierra primitiva podría dar pistas acerca de la habitabilidad de otros lugares
12/11/2015 de University of Washington / SpaceDaily
Los estromatolitos con forma redondeada poblaban las orillas poco profundas de los mares antiguos hace 3000 millones de años, durante el eón Arcaico. La atmósfera de la Tierra contenía muy poco oxígeno y aparecían las primera evidencias marcoscópicas de vida en la Tierra, quizás en forma de grandes asociaciones de microorganismos y sedimentos llamados estromatolitos. Crédito: Walter Myers.
Una neblina atmosférica alrededor de un lejano planeta, como la que probablemente rodeó y enfrió la Tierra joven, podría mostrar que ese mundo es potencialmente habitable, o ser incluso una señal de la propia vida. Los astrónomos a menudo emplean la Tierra como ejemplo para planetas hipotéticos en modelos por computadora para simular lo que podrían parecer esos mundos y bajo qué circunstancias podrían ser hospitalarios para la vida.
En una nueva investigación de la Universidad de Washington la estudiante de doctorado Giada Arney y sus colaboradores eligieron estudiar la Tierra durante el eón Arcaico, hace unos 2500 millones de años porque es, según afirmó Arney, «el planeta más alienígena del cual tenemos datos geoquímicos».
El trabajo se basa en datos geológicos de otras investigaciones que sugieren que la Tierra primitiva se vio rodeada de manera intermitente por una neblina orgánica de color naranja pálido procedente de la destrucción de moléculas de metano por la luz en la atmósfera, convirtiéndolas en hidrocarburos más complejos, compuestos orgánicos de hidrógeno y carbono.
«Los mundos neblinosos parecen habituales tanto en nuestro Sistema Solar como en la población de exoplanetas que hemos caracterizado hasta ahora», comenta Arney. «Pensar en la Tierra con una niebla global nos permite poner nuestro planeta en contexto con estos otros mundos, y en este caso, la niebla puede ser una señal de vida por sí misma».
Esta neblina podría absorber tan bien la luz ultravioleta del Sol como para proteger de forma efectiva la Tierra del eón Arcaico frente a esta radiación letal antes de que aparecieran el oxígeno y la capa de ozono que actualmente proporciona dicha protección. La niebla fue un beneficio para las biosferas de la superficie que empezaban a desarrollarse en la Tierra y podría ocurrir lo mismo en los exoplanetas.