La magnetosfera traga gran cantidad de la energía del viento solar
1/8/2016 de JAXA
Una ilustración de artista de las misiones GEOTAIL y MMS para estudiar cómo toma energía la magnetosfera del viento solar. Crédito: ISAS/JAXA.
Un equipo internacional de investigadoes dirigido por Hiroshi Hasegawa y Naritoshi Kitamura (ISAS/JAXA) ha analizado datos tomados por la misión nipona-estadounidense GEOTAIL y de los satélites MMS de NASA, revelando que la interacción que existe entre los campos magnéticos de la Tierra y del Sol, lo que se denomina de forma más precisa reconexión magnética, puede alimentar la formación de las auroras.
La región del espacio exterior cercana a la Tierra, a menudo llamada el geoespacio, no es una zona tranquila. Por ejemplo, el viento sloar, un flujo rápido de partículas cargadas eléctricamente, dirigido por el campo magnético del Sol y que azota la Tierra, es dañino para las vida en nuestro planeta. Por fortuna, la Tierra posee un escudo. La magnetosfera terrestre proporciona una protección invisible frente al viento solar. La interacción entre el viento solar y la magnetosfera puede producir varios fenómenos, entre ellos las auroras.
La reconexión magnética se piensa que es el mecanismo clave en la llegada de la energía del viento solar a la magnetosfera de la Tierra. Cuando la reconexión se produce en varios sitios, se originan cuerdas magnéticas compuestas por líneas del campo magnético retorcidas. Este estudio demuestra que las cuerdas a veces pueden desaparecer y entonces la energía del viento solar no penetra en la magnetosfera, aunque se haya producido la reconexión. El estudio demostró también que la reconexión magnética continúa por un periodo de al menos 5 horas y que cubre una distancia de unos 70 000 km.
Combinando estos resultados, los investigadores concluyeron que el proceso de reconexión magnética es suficiente para tomar energía del viento solar e inducir auroras. Además la línea de reconexión magnética se desplaza hacia el hemisferio donde es invierno. Esto podría tener relación con el hecho conocido de que la actividad de las auroras disminuye durante el verano y el invierno.