Grandes tormentas solares ‘esquivan’ los sistemas de detección de la Tierra
19/10/2015 de SINC / Journal of Space Weather and Space Climate
Las emisiones del Sol pueden provocar perturbaciones geomagnéticas en la Tierra. Crédito: NASA
Los índices que usan los científicos para valorar las perturbaciones geomágneticas del Sol sobre la Tierra no detectan algunos de estos eventos, que pueden poner en riesgo las redes eléctricas y de comunicaciones. Así lo reflejan las observaciones del Observatorio Magnético de Tihany (Hungría), donde se registró una tormenta solar similar a la más grande conocida sin que otros observatorios se dieran cuenta.
Uno de los índices más utilizados para medir las tormentas geomagnéticas es el Dst (por sus siglas en inglés: Disturbance storm time), que se obtiene cada hora con la media de los datos tomados en cuatro observatorios: Hermanus (Sudáfrica), Kakioka (Japón), Honolulu (Hawái, EE UU) y San Juan (Puerto Rico).
Una versión más precisa es el denominado SYM-H, que valora el componente horizontal del campo magnético terrestre, cuenta con la información de más observatorios y una cadencia de un minuto. Con estos dos índices, que priman la latitud (distancia angular al ecuador) de los registros magnéticos, se pueden seguir los efectos de las grandes tormentas solares, como la que ocurrió entre octubre y noviembre de 2003, denominada la Tormenta de Halloween.
Pero ni Dst ni SYM-H sirvieron para detectar una perturbación magnética que afectó a la Tierra justo en aquellas fechas, concretamente el 29 de octubre de 2003, con un perfil extraordinariamente similar a la llamarada de Carrington de 1859. Afectó a las instalaciones eléctricas de Suecia y Sudáfrica, donde se quemaron varios transformadores.
Este evento se registró en el observatorio de Tihany, en Hungría, y ahora un equipo de investigadores de la Universidad de Alcalá ha analizado aquel fallo de los índices oficiales y alerta sobre las posibles consecuencias. “Una de las conclusiones es que los índices comúnmente utilizados por los científicos, como el Dst o el SYM-H, basados en un aspecto global de la Tierra y obtenidos mediante promedios, perdieron un suceso tan importante como este, y seguramente habrían perdido también el evento de Carrington”, explica Consuelo Cid, la autora principal.
El estudio, que publica el Journal of Space Weather and Space Climate, sugiere que la comunidad científica puede estar equivocada al promediar los registros de distintos observatorios alrededor de la Tierra, ya que las perturbaciones magnéticas positivas y negativas se compensan unas con otras, y desaparece la perturbación magnética real en una región. Además, esta depende de forma importante de la hora local (de la longitud), aunque otros científicos supongan que sea de la latitud.