Generaciones múltiples de estrellas en cúmulos estelares se parecen más a hijas adoptadas que a naturales
29/1/2016 de Kavli Institute for Astronomy and Astrophysics (KIAA) / Nature
Un cúmulo globular contiene miles de estrellas muy juntas. En algunos pueden encontrarse estrellas de varias generaciones diferentes, formadas a partir de gas «adoptado» por el cúmulo mientras se desplaza por la galaxia en que reside. Fuente: KIAA-PKU.
Entre los objetos más asombrosos del Universo resplandecen enjambres densos de estrellas conocidos como cúmulos globulares. Durante mucho tiempo los astrónomos han pensado que los cúmulos globulares formaron sus millones de estrellas de golpe, al mismo tiempo, teniendo todas ellas edades parecidas, como hermanas gemelas. Sin embargo, el descubrimiento reciente de estrellas jóvenes en cúmulos globulares ha revolucionado esta imagen organizada.
En lugar de tener toda su progenie de una vez, los cúmulos globulares pueden de algún modo engendrar una segunda y tercera generación de estrellas hermanas. Ahora un estudio dirigido por Chengyuan Li y Richard de Grijs del Instituto Kavli de Astronomía y Astrofísica (KIAA) de la Universidad de Pekín, podría explicar estas intrigantes generaciones estelares sucesivas. Usando observaciones del telescopio espacial Hubble, el equipo de investigadores ha descubierto por primera vez dentro de cúmulos globulares poblaciones de estrellas jóvenes que aparentemente se han desarrollado gracias a gas procedente de fuera de los propios cúmulos. Este método contrasta con la idea convencional de que las estrellas iniciales de los cúmulos son las que vierten gas a medida que envejecen para así propiciar futuros episodios de nacimiento de estrellas.
El equipo de investigadores dirigido por el KIAA propone que los cúmulos globulares pueden barrer gas y polvo vagabundos que encuentran mientras se desplazan por sus respectivas galaxias. La teoría de que las estrellas nuevas de los cúmulos nacen gracias a que éstos «adoptan» gases interestelares data, de hecho, de un artículo publicado en 1952. Más de un siglo después esta idea que fue pura especulación tiene ahora pruebas claves que la apoyan.