Gaia se convierte en cazadora de asteroides
25/1/2017 de ESA
El asteroide Gaia-606 el 26 de octubre de 2016. Crédito: Observatoire de Haute-Provence & IMCCE.
Aunque es famosa por sus sondeos de estrellas y por cartografiar la Vía Láctea en tres dimensiones, la misión Gaia de ESA tiene más cuerdas en su arco. Entre ellas, su contribución al estudio de los asteroides dispersos por el Sistema Solar. Ahora, por vez primera, Gaia no sólo está proporcionando información crucial para entender asteroides conocidos, también ha empezado a buscar nuevos, hasta ahora desconocidos por los astrónomos.
Desde que empezó sus operaciones científicas en 2014, Gaia ha jugado un importante papel en el estudio de los objetos del Sistema Solar. Este nunca fue el objetivo principal de Gaia (que es el de realizar un mapa con mil millones de estrellas, aproximadamente el 1% de la población estelar de nuestra galaxia) pero es un producto colateral valioso. Las observaciones de Gaia de asteroides conocidos ya han proporcionado datos que han sido empleados para caracterizar las órbitas y propiedades físicas de estos cuerpos rocosos con más precisión que nunca.
«Todos los asteroides que hemos estudiado hasta ahora ya eran conocidos por la comunidad astronómica», explica Paolo Tanga (Observatoire de la Côte d’Azur). Estos asteroides fueron identificados como manchas en los datos de Gaia que estaban presentes en una imagen y ausentes en otra tomada poco después, sugiriendo que se trataba de objetos que se estaban desplazando respecto a las estrellas, más lejanas. Una vez identificados, los objetos en movimiento de los datos de Gaia son comparados con las órbitas de asteroides conocidos para identificar al asteroide. «Ahora», continúa Tanga, «por primera vez estamos hallando objetos en movimiento que no coinciden con ninguna estrella o asteroide catalogado».
El primer asteroide que Gaia ha descubierto es uno apenas visible, que fue inicialmente llamado Gaia-606, y luego renombrado como 2016 UV56. Fue descubierto en octubre de 2016, cuando los datos de Gaia mostraron una fuente poco brillante en movimiento. Los astrónomos inmediatamente se pusieron a trabajar y consiguieron predecir la nueva posición del asteroide visto desde tierra durante unos pocos días. Luego, en el observatorio de la Alta Provenza se pudo detectar el asteroide apuntando a las posiciones previstas, comprobándose que no coincidía con ningún objeto del Sistema Solar catalogado anteriormente.