6/3/2014 de University of Michigan / Nature
Astrónomos de la Universidad de Michigan han medido directamente por primera vez la velocidad de giro de un agujero negro supermasivo lejano. El descubrimiento, publicado en la web de la revista Nature, proporciona datos sobre cómo estos agujeros negros y las galaxias que los albergan crecen y cambian con el tiempo.
Imágenes múltiples de un lejano cuásar, obtenida combinando datos del observatorio de rayos X Chandra y del telescopio espacial Hubble. Los datos de Chandra fueron empleados para medir directamente el giro del agujero negro supermasivo que alimenta este cuásar. Crédito: rayos X: NASA/CXC/Univ of Michigan/R.C.Reis et al; óptico: NASA/STScI
Se piensa que hay agujeros negros supermasivos escondidos en los centros de, si no todas, de la mayoría de las galaxias. “La historia del crecimiento de un agujero negro supermasivo está codificada en su giro, así que los estudios del giro en función del tiempo permiten estudiar la evolución conjunta de los agujeros negros y las galaxias que los albergan”, afirma uno de los autores del estudio, Mark Reynolds.
Durante la última década, los científicos han encontrado modos de determinar el giro de los agujeros negros lejanos, a varios miles de millones de años-luz de distancia, pero sus métodos eran indirectos y se basaban en hipótesis.
Ahora han podido conseguir información detallada del espectro en rayos X (la cantidad de rayos X emitida a diferentes energías) del cuásar conocido como RX J1131-1231, a unos 6 mil millones de años-luz. Esto ha sido posible gracias al llamado efecto de lente gravitatoria, predicho por Einstein, y que se produce cuando la gravedad de un objeto masivo actúa como una lente, torciendo, distorsionando y aumentando de tamaño la imagen de objetos más distantes cuando su luz pasa por cerca de la visual a objeto masivo.
El descubrimiento de que el agujero negro de RX J1131 está girando a casi la mitad de la velocidad de la luz sugiere que ha crecido principalmente por medio de la unión de galaxias.