Un flujo recién descubierto en la Tierra puede resolver el misterio de la ausencia de plomo en el manto
17/7/2013 de MIT
Está ampliamente aceptado que la Tierra tuvo orígenes violentos: hace unos 4500 millones de años, un remolino de gas y polvo giraba en un disco masivo alrededor del sol, acumulándose en grumos rocosos para formar asteroides. Estos asteroides, adquiriendo momento angular, giraban alrededor de un sistema solar novato, chocando repetidamente unos contra otros para crear cuerpos más grandes de escombros – los mayores de los cuales finalmente se enfriaron para formar los planetas.
Incontables teorías, simulaciones y observaciones geológicas apoyan este escenario. Pero queda un misterio pendiente: si la Tierra se formó a partir de colisiones de asteroides, su composición debería de ser parecida a la de los meteoroides, las pequeñas partículas que se rompen de los asteroides.
Pero hasta la fecha, los científicos han encontrar que, bastante literalmente, las cuentas no salen: el manto de la Tierra – la capa entre la corteza y el núcleo del planeta – carece de la cantidad de plomo encontrada en meteoritos cuya composición ha sido analizada después de su impacto con la Tierra.
Ahora, investigadores del MIT han identificado un «flujo escondido» de material en el manto de la Tierra que haría la composición global del planeta mucho más parecida a la de los meteoritos. Esta reserva probablemente toma la forma de rocas extremadamente densas, repletas de plomo, que cristalizan bajo arcos de islas, cadenas de volcanes que se elevan en las fronteras de las placas tectónicas.
Según las observaciones y cálculos de los investigadores del MIT, hasta un 70% del magma que asciende cristaliza formando rocas densas, cayendo, como el plomo, de nuevo hacia el manto, donde permanece, relativamente, sin ser perturbado. El flujo pesado como el plomo, dicen, coloca la composición del manto de la Tierra pareja con la de los meteoritos.