Un estudio demuestra cómo los cometas se rompen y se construyen
2/6/2016 de University of Colorado Boulder / Nature
El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko en una imagen de Rosetta, tomada desde una distancia de 285 km, con una resolución de 5.3 metros por pixel. Créditos: ESA/Rosetta/equipo de OSIRIS del MPS MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA.
Un estudio nuevo dirigido por la Universidad de Purdue y la Universidad de Colorado Boulder indica que los cuerpos de algunos cometas periódicos, que completan una órbita alrededor del Sol en menos de 200 años, pueden de manera regular dividirse en dos y luego volver a unirse por el camino. De hecho, este proceso repetitivo puede ser fundamental en la evolución de los cometas, según el estudio, que ha sido publicado hoy en Nature.
El equipo de investigadores, dirigido por Masatoshi Hirabayashi y Daniel Scheeres estudió varios cometas, principalmente un extraño objeto con forma de patito de goma llamado 67P/Churyumov-Gerasimenko (67P). Las imágenes de 67P muestran dos fracturas, cada una de más de 90 metros de longitud, en el cuello del cometa que conecta sus dos lóbulos mayores.
Para reconstruir la vida pasada de 67P, los investigadores utilizaron modelos numéricos en los que el ritmo de giro cambiaba de su rotación actual de 12 horas a un giro cada 7 a 9 horas. Los modelos demostraron que el giro más rápido produciría más tensión y la formación de dos fracturas similares a las del cuello de 67P, en la misma posición.»Nuestro análisis del giro predijo exactamente dónde se formarían esas fracturas», afirma Scheeres. «Ahora sabemos cómo pueden evolucionar con el tiempo algunos cometas». En el caso de 67P, si el ritmo de giro aumenta a menos de 7 horas por giro, «la cabeza y el cuerpo no son capaces de escapar uno del otro. Continuarán en órbita uno alrededor del otro y en semanas, días o incluso horas, se unirán de nuevo durante un choque lento, creando una nueva configuración del núcleo del cometa».
Scheeres afirma que hay varios factores que pueden hacer que los núcleos de los cometas giren más rápido. Durante sobrevuelos del Sol o de Júpiter, por ejemplo, los cometas periódicos como 67P pueden sufrir una torsión por la gravedad, provocando que giren más rápido o menos. El giro también puede verse afectado por la emisión periódica de gas del cometa, cuando algunos componentes helados como el dióxido de carbono y el amoníaco pasan directamente de un estado congelado a uno gaseoso y son expulsados desde la superficie.