Un agujero negro crea una burbuja gigante
8/7/2010 de ESO / Nature
Combinando observaciones realizadas con el Very Large Telescope de ESO y el Telescopio de rayos X Chandra de NASA, los astrónomos han descubierto el más poderoso par de chorros nunca antes visto saliendo desde un agujero negro estelar. Este objeto, también conocido como un micro quasar, crea una enorme burbuja de gas caliente de mil años-luz de extensión. Se trata de un micro quasar el doble de grande y decenas de veces más poderoso que otros objetos del mismo tipo conocidos hasta ahora. El descubrimiento fue anunciado esta semana en la revista Nature.
“Hemos quedado asombrados por cuánta energía es inyectada en el gas por el agujero negro”, dice el autor jefe Manfred Pakull. “Este agujero negro tiene sólo unas pocas masas solares, pero es una versión en miniatura de los más poderosos quásares y radio galaxias, que contienen agujeros negros con masas de unos millones de veces la del Sol”.
Los agujeros negros son conocidos por liberar una cantidad extraordinaria de energía cuando engullen materia. Se creía que la mayor parte de la energía era emitida en forma de radiación, predominantemente rayos X. Sin embargo, los nuevos descubrimientos muestran que algunos agujeros negros pueden liberar la misma cantidad de energía, y quizás aún más, en forma de chorros colimados de partículas de alta velocidad. Los rápidos chorros chocan con el gas interestelar que los rodea, calentándolo y forzándolo a expandirse. La burbuja que se infla contiene una mezcla de gas caliente y partículas ultrarrápidas a diferentes temperaturas. Las observaciones, realizadas en varias bandas de energía (óptica, radio, rayos X), ayudan a los astrónomos a calcular la velocidad total a la que el agujero negro está calentando sus alrededores.
Los astrónomos pudieron observar los sitios donde los chorros chocan con el gas interestelar ubicado alrededor del agujero negro y revelar que la burbuja de gas caliente está inflándose a una velocidad de casi un millón de kilómetros por hora.
“La longitud de estos chorros en NGC 7793 es increíble, comparada con el tamaño del agujero negro del cual provienen”, dice el coautor Robert Soria. “Si el agujero negro se hubiese reducido al tamaño de una pelota de fútbol, cada chorro se extendería desde la Tierra hasta más allá de la órbita de Plutón”.