OCO-2 se une al «tren» que estudia la atmósfera terrestre
7/7/2014 de JPL
OCO-2 se convertirá en el lídera de la Afternoon Constellation, o A-Train, tal como se muestra en esta ilustración artística. El satélite Global Change Observation Mission – Water (GCOM-W1) de Japón, y los satélites Aqua, CALIPSO, CloudSat y Aura de NASA. Crédito: NASA
Cada día, sobre nuestro planeta, cinco satélites de observación de la Tierra se desplazan como trenes por una misma vía, volando unos detrás de otros con una diferencia de minutos, y a veces segundos. Transportan más de 15 instrumentos científicos en total, observando muchos aspectos diferentes de nuestro planeta. Llamados Afternoon Constellation, o A-Train, estos satélites funcionan como una potente herramienta unida para avanzar en nuestra comprensión de la superficie de la Tierra y la atmósfera.
El tren está a punto de hacerse más largo. El Orbiting Carbon Observatory-2 (OCO-2) de NASA, lanzado el pasado 2 de julio, será el sexto miembro del A-Train. Su misión es medir el dióxido de carbono atmosférico, un gas de efecto invernadero que alcanza hoy en día el porcentaje mayor de los últimos 800 000 años, por lo menos. Obtendrá datos que ayudarán a los científicos a analizar datos de los otros instrumentos del A-Train. A cambio, los otros satélites ayudarán a comprobar sus datos vitales.
OCO-2 se desplazará siguiendo la misma trayectoria que los satélites de NASA CALIPSO (Cloud-Aerosol Lidar and Infrared Pathfinder Satellite Observation) y CloudSat, que monitorizan partículas diminutas de la atmósfera llamadas aerosoles y las nubes, respectivamente. «Hemos alineado las trayectorias de OCO-2, CALIPSO y CloudSat casi perfectamente, y esperamos mantenerlos bien alineados el máximo tiempo posible durante las misiones, así podemos realizar toda la ciencia que deseemos con medidas de los tres satélites», afirma Crisp.
OCO-2 mide dióxido de carbono observando su efecto sobre la luz solar. La luz solar está compuesta de ondas de muchas longitudes de onda, o frecuencias, algunas visibles y otras invisibles. Cuando la luz del sol atraviesa la atmósfera, el dióxido de carbono y otras moléculas absorben frecuencias específicas del espectro de la luz, dejando líneas oscuras en el espectro. Cuanto mayor es la cantidad de luz absorbida en una cierta columna de aire, más dióxido de carbono hay presente.