Nuevos datos sobre cómo las galaxias espirales consiguen sus brazos
19/4/2013 de CfA
Las galaxias espirales son algunas de las habitantes más bellas y fotogénicas del universo. Nuestra propia Vía Láctea es una espiral. Nuestro sistema solar y la Tierra residen en algún lugar cerca de uno de sus filamentosos brazos, y casi un 70 por ciento de las galaxias más cercanas a la Vía Láctea son espirales.
Pero a pesar de su forma tan común, cómo las galaxias como la nuestra consiguen y mantienen sus característicos brazos ha demostrado ser un rompecabezas duradero. ¿Cómo aparecen los brazos de las galaxias espirales? ¿Cambian, o van y vuelven con el paso del tiempo?
Las respuestas a éstas y otras preguntas se están acercando a medida que los investigadores emplean nuevas y potentes simulaciones en computadoras para seguir los movimientos de hasta 100 millones de «partículas estelares» mientras la gravedad y otras fuerzas astrofísicas esculpen las familiares formas galácticas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison y el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics anuncia haber realizado simulaciones que parecen resolver las longevas preguntas sobre el origen e historia vital de los brazos espirales en galaxias de disco.
«Hemos demostrado por primera vez que los brazos espirales estelares no son estructuras pasajeras, como se ha pretendido durante varias décadas», afirma Elena D’Onghia, de UW-Madison, que ha dirigido la nueva investigación con sus colaboradores de Harvard, Mark Vogelsberger y Lars Hernquist.
Los nuevos resultados sugieren que los brazos aparecen en primer lugar como resultado de la influencia de nubes moleculares gigantes – regiones de formación estelar o viveros comunes en galaxias. Introducidas en la simulación, las nubes actúan como «perturbadoras» y son suficiente no sólo para iniciar la formación de los brazos espirales, sino también para mantenerlos indefinidamente.