Microbios en el espacio
13/6/2016 de JPL
El experimento Microbial Tracking-1 envió hongos a la Estación Espacial Internacional para estudiar su crecimiento. Esta foto muestra una placa de petri que contiene colonias de hongos crecidos en muestras que formaban parte del experimento. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
El pasado 11 de mayo, una cápsula sellada que contenía hongos y bacterias cayó del cielo y se estrelló en el Océano Pacífico. El microbiólogo Kasthuri Venkateswaran apenas podía esperar para ver lo que había en su interior. Venkateswaran estudia la vida microbiana , el mundo salvaje de organismos demasiado pequeños para que podamos verlos con nuestros ojos. Entre sus muchos proyectos de investigación, Venkateswaran lidera dos experimentos que han regresado recientemente de la Estación Espacial Internacional. Las bacterias y los hongos que retornaron el mes pasado ayudarán a los investigadores a estudiar cómo la microgravedad afecta a los organismos diminutos que son deliberadamente traídos a la Tierra, y qué tipos de microbios ya estaban viviendo junto con los astronautas.
Qué tipo de microbios terrestres pueden vivir en el espacio es una cuestión que ha dirigido las investigaciones de Venkateswaran en el JPL. La protección planetaria, asegurarse de que las naves de NASA no contaminan otros mundos, es importante para planear misiones de estudio de Marte y otros lugares. Las naves espaciales se construyen en «salas limpias» que, como su nombre sugiere, se supone que están libres de partículas como polvo. Estas partículas pueden transportar bacterias, lo que tiene consecuencias en el caso de naves construidas para buscar vida en otros planetas ya que si un instrumento detecta bacterias, no sabríamos si proceden de la Tierra o de otro lugar.
Venkateswaran desarrolló un sistema que permite determinar rápidamente la contaminación microbiana asociada con una nave espacial. Cuando empezó a trabajar en JPL, se tardaba tres días en determinar la limpieza de una nave antes de que fuese autorizada a despegar, lo que suponía un tiempo relativamente largo de espera para un análisis de bacterias. El equipo de Venkateswaran trabajó para acelerar el proceso, y ahora en menos de 30 minutos pueden determinar cuántos microbios de ciertos tipos están presentes, y en menos de 8 horas pueden distinguir entre bacterias vivas y muertas. El grupo de Venkateswaran también ha detectado bacterias resistentes a la radiación que nunca antes habían sido vistas.
Venkateswaran también estudia la salud de los astronautas en el espacio. Este es un tema especialmente importante para los vuelos de larga duración, como los viajes a Marte. La combinación de microgravedad y radiación puede disminuir la efectividad del sistema inmune y hacer que microorganismos inocuos sean potencialmente dañinos. Pero otros pueden ser beneficiosos para la salud. En un experimento reciente de la estación espacial, Venkateswaran y sus colaboradores enviaron hongos a la estación para comprobar si producían componentes nuevos que pudieran utilizarse con fines médicos. Hay algunas pruebas de que, debido a la tensión de la microgravedad, los hongos podrían producir sustancias nuevas que tendrían aplicación en los tratamientos contra el cáncer.