Los pulsos de los volcanes submarinos pueden alterar el clima
11/2/2015 de TerraDaily
Magma producido en erupciones submarinas, congelado en formas conocidas como almohadas basálticas, en la dorsal de Juan de Fuca, en el océano Pacífico. Un nuevo estudio demuestra que tales erupciones pueden aumentar y disminuir de forma regular. Imagen cortesía de Deborah Kelley/University of Washington.
Los numerosos volcanes escondidos bajo los océanos son para los científicos, presumiblemente, los gigantes amables del planeta, expulsando lava a ritmos lentos y constantes por las dorsales oceánicas. Pero un nuevo estudio demuestra que se producen explosiones con ciclos asombrosamente regulares, que varían entre dos semanas a 100 000 años, entrando en erupción casi exclusivamente durante los primeros seis meses de cada año.
Los pulsos, aparentemente relacionados con cambios a corto y largo plazo en la órbita de la Tierra, y con los niveles del mar, podrían ayudar a provocar cambios climáticos naturales.
Los científicos ya habían especulado acerca de la influencia sobre el clima de las emisiones cíclicas de dióxido de carbono por volcanes terrestres, pero hasta ahora no había datos sobre las emisiones de los volcanes marinos. El descubrimiento sugiere que los modelos de dinámica del clima natural de la Tierra, y por extensión el cambio climático producido por influencia humana, deben de ser revisados.
«La gente ha ignorado los volcanes submarinos en base a la idea de que su influencia es pequeña, pero esto era porque se suponía que se encuentran en un estado estable, cosa que no es cierta», afirma la autora del estudio, Maya Tolstoy, de la Universidad de Columbia. Actualmente se encuentran en una fase tranquila, pero así y todo, producen ocho veces más lava anualmente que los volcanes terrestres. Aunque debido a la composición química de sus magmas, se piensa que el dióxido de carbono que emiten es actualmente la misma cantidad o quizás un poco menos que los terrestres.
Algunos científicos piensan que los volcanes actúan colaborando con los ciclos de Milankovitch – cambios repetitivos en la forma de la órbita de la Tierra y la inclinación y dirección de su eje – para producir periodos repentinamente cálidos y fríos en la Tierra.