Los chorros de los agujeros negros pueden influir en la formación de estrellas en las galaxias al dispersar y calentar el gas interestelar
15/11/2016 de Phys.org
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Un nuevo estudio realizado por un equipo de astrofísicos, dirigido por el Dr. K. Dasyra (National and Kapodistrian University of Athens, Grecia) sugiere que los chorros de los agujeros negros pueden afectar a la formación de estrellas en galaxias al dispersar y calentar importantes cantidades de gas en grandes áreas. El resultado está basado en observaciones de la galaxia cercana IC 5063, tomadas con el Atacama Large Millimeter Array (ALMA).
Hace unos 160 millones de años, partículas con carga eléctrica (protones y electrones) que caían hacia el agujero negro supermasivo del centro de IC5063, fueron atrapadas por el campo magnético y expulsadas a gran velocidad hacia el exterior formando un haz. El haz de partículas, también conocido como chorro, se propagó por la galaxia hasta más de 3000 años-luz. Atravesó un disco de gas, produciendo fuertes vientos en los puntos donde chocó contra nubes interestelares. Los vientos duraron más de medio millón de años, tal como han señalado datos tomados con el telescopio VLT de ESO.
Los científicos analizaron los datos de ALMA intentando determinar si el gas de los vientos posee propiedades distintas de las del gas en el resto de nubes. Para ello observaron líneas de emisión de monóxido de carbono (CO), que se originan en las moléculas de nubes interestelares densas, donde a menudo se están formando estrellas nuevas y la temperatura del gas es típicamente de unos 10 K (-263ºC).
Demostraron que el gas molecular contra el que chocó el chorro del agujero negro se calienta, alcanzando a menudo temperaturas en el rango de 30K a 100K. La importancia de este resultado está en el obstáculo que supone para la formación de estrellas, ya que el aumento de los movimientos turbulentos y térmicos del gas retrasa su colapso gravitatorio. El colapso gravitatorio se demora todavía más por la dispersión de las nubes ya que el impacto del chorro elimina gas de las nubes densas y lo dispersa en forma de vientos tenues.