La Vía Láctea, oculta ahora para un tercio de la humanidad por la contaminación lumínica
13/6/2016 de National Oceanic and Atmospheric Administration / Science Advances
La contaminación lumínica oculta la Vía Láctea a ocho de cada diez estadounidenses. Las zonas brillantes del mapa muestran los lugares donde el resplandor del cielo debido a la iluminación artificial oscurece las estrellas y constelaciones. Vea el atlas completo de todo el mundo en: https://cires.colorado.edu/artificial-sky. Crédito: CIRES.
La Vía Láctea, el brillante río de estrellas que ha dominado el cielo nocturno y las imaginaciones humanas desde tiempos inmemoriales es sólo un recuerdo borroso para un tercio de la humanidad y para el 80 por ciento de los estadounidenses, según un atlas global nuevo de contaminación lumínica producido por científicos italianos y estadounidenses.
La contaminación lumínica es una de las formas más invasivas de alteración del ambiente. En la mayoría de los países desarrollados, la ubicua presencia de luces artificiales crea una niebla luminosa que ahoga las estrellas y constelaciones del cielo nocturno. Ahora, un equipo de investigadores ha utilizado datos de satélite de alta resolución y medidas precisas del brillo del cielo para realizar el estudio más exacto hasta la fecha del impacto global de la contaminación lumínica.
«Espero que este atlas abra por fin los ojos de la gente frente a la contaminación lumínica», afirma Fabio Falchi, director del estudio, del Instituto de Tecnología y Ciencia de la Contaminación Lumínica en Italia. La contaminación lumínica está más extendida en países como Singapur, Italia y Corea del Sur, mientras que Canadá y Australia conservan el cielo más oscuro. En Europa occidental sólo permanecen relativamente inmunes pequeñas zonas del cielo nocturno, principalmente en Escocia, Suecia y Noruega.
La contaminación lumínica hace algo más que robar a los humanos la oportunidad de contemplar el cielo nocturno. La luz no natural puede confundir o poner en peligro a la fauna salvaje como insectos, pájaros y tortugas marinas, a menudo con consecuencias fatales. Por fortuna, puede controlarse cubriendo las luces para que se limiten a iluminar las áreas más próximas, limitar la iluminación a la mínima cantidad necesaria o, simplemente, apagando las luces.