La caza de Herschel en busca de filamentos en la Vía Láctea
1/6/2015 de ESA
El filamento B211/B213 de la nube molecular de Tauro. Tauro es una región de formación estelar que se encuentra a 450 años-luz. Esta imagen muestra el resplandor del polvo cósmico del material interestelar que pervade la nube, revelando un intrincado patrón de filamentos salpicados por unos pocos núcleos compactos brillantes: las semillas de futuras estrellas. Crédito: ESA/Herschel/PACS, SPIRE/Gould Belt survey Key Programme/Palmeirim et al. 2013
Observaciones realizadas con el observatorio espacial Herschel de ESA han revelado que nuestra Galaxia está cruzada por estructuras filamentosas en todas las escalas de longitud. Parecen ser verdaderamente ubicuas, encontrándose desde en nubes cercanas que albergan madejas de filamentos de unos pocos años-luz de longitud hasta en enormes estructuras galácticas que se extienden cientos de años-luz por los brazos espirales de la Vía Láctea. Los datos de Herschel han vuelto a despertar el interés de los astrónomos en el estudio de filamentos, enfatizando el papel crucial de estas estructuras en el proceso de formación de estrellas.
Las estrellas nacen en las bolsas más densas del medio interestelar, una mezcla difusa de gas y polvo que pervade las galaxias, incluyendo nuestra Vía Láctea. Una de las preguntas más intrigantes en astrofísica concierne a cómo este material, que típicamente muestra una densidad muy baja, puede juntarse, creando concentraciones más densas y luego evolucionar formando núcleos compactos, finalmente dando nacimiento a estrellas.
Herschel, que estudia la parte del espectro electromagnético que corresponde a longitudes de onda del infrarrojo lejano y submilimétricas, ha observado la presencia de una red de filamentos casi por todo el medio interestelar de nuestra Galaxia. La imagen que está emergiendo es que estas estructuras se encuentran estrechamente relacionadas con la formación de estrellas.
El escenario que ha surgido de los nuevos datos de Herschel sugiere que la formación de estrellas procede en dos pasos: primero, movimientos turbulentos del gas y polvo interestelares crean una intrincada red de filamentos; a continuación, la gravedad toma el control y hace que sólo los filamentos más densos se contraigan y fragmenten, conduciendo finalmente a la formación de estrellas.