Imágenes del cometa de Rosetta muestran espectaculares corrientes de polvo expulsado al espacio
24/10/2014 de Max Planck Institute for Solar System Research
Dos imágenes de la misma región del «cuello» del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. La imagen de la derecha fue tomada con un tiempo de exposición de menos de un segundo y muestra detalles de la superficie del cometa. La imagen de la izquierda fue sobreexpuesta (tiempo de exposición de 18.45 segundos) de modo que las estructuras de la superficie están oscurecidas. Al mismo tiempo, sin embargo, se hacen visibles los chorros que salen de la superficie. Las imágenes fueron obtenidas con la cámara de gran campo de OSIRIS, el sistema de imágenes científicas de Rosetta, el 20 de octubre de 2014, desde una distancia de 7.2 kilómetros de la superficie. Crédito: ESA/Rosetta/MPS for OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA
El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko empieza a mostrar una aumento de actividad claramente visible. Mientras que durante los meses pasados el polvo emitido desde la superficie del cometa parecía originarse en la región del cuello que conecta los dos lóbulos, las imágenes obtenidas por el sistema de imágenes científicas OSIRIS de Rosetta ahora muestran chorros de polvo a lo largo de casi todo el cometa.
«Llegados a este punto, pensamos que una gran parte de la superficie iluminada del cometa está mostrando algún tipo de actividad» comenta el científico Jean-Baptiste Vincent, del Max Planck Institute for Solar System Research (MPS) de Alemania. Durante las últimas semanas OSIRIS ha sido testigo de un cambio gradual pero importante. «En las primeras imágenes de este verano que mostraron distintos chorros de polvo escapando del cometa, esos chorros estaban limitados a la región del cuello», afirma el investigador principal de OSIRIS Holger Sierks del MPS. Ahora, los chorros aparecen también en el «cuerpo» y la «cabeza» del cometa.
Actualmente, todavía más de 450 millones de kilómetros separan a 67P del Sol. Basándose en una rica historia de observaciones desde tierra los científicos esperan que la actividad de un cometa aumente notablemente cuando se encuentre a menos de 300 millones de kilómetros del Sol. «Ser capaz de monitorizar estas emisiones desde cerca por primera vez nos proporciona muchos más datos muy detallados» afirma Sierks. A partir de las imágenes de OSIRIS los investigadores pretenden ahora comprender mejor la evolución de la actividad cometaria y los procesos físicos que la gobiernan.
Debido a que bajo circunstancias normales el núcleo del cometa es mucho más luminoso que los chorros, las imágenes han de ser necesariamente sobreexpuestas. «Además, una imagen no puede contarnos la historia completa», dice Sierks. «A partir de una imagen no podemos discernir exactamente en qué lugar de la superficie se genera un chorro». En lugar de ello, los investigadores comparan imágenes de la misma región tomadas desde diferentes ángulos para reconstruir la estructura tridimensional de los chorros.