Identifican estrellas de segunda generación que proporcionan pistas sobre sus predecesoras
7/12/2016 de University of Notre Dame / The Astrophysical Journal
La figura muestra una subpoblación de estrellas antiguas, llamadas estrellas pobres en metales y ricas en carbono. Las composiciones químicas poco habituales de estas estrellas proporcionan pistas sobre los ambientes en que nacieron. En el eje vertical, A(C) es la cantidad absoluta de carbono, mientras que el eje horizontal representa la proporción de hierro respecto al hidrógeno, comparado con la misma proporción en el Sol. Crédito: University of Notre Dame, Yun et al.
Un equipo de astrónomos de la Universidad de Notre Dame ha identificado lo que piensan que son estrellas de segunda generación y que arrojan luz sobre la naturaleza de las primeras estrellas del Universo.
Una subclase de estrellas pobres en metales y ricas en carbono (CEMP de sus iniciales en inglés), las llamadas estrellas CEMP-no, son estrellas antiguas que contienen grandes cantidades de carbono pero pocos metales pesados (como el hierro) que son comunes en estrellas de generaciones posteriores. Las estrellas masivas de primera generación hechas de hidrógeno y helio puros produjeron y expulsaron elementos más pesados por medio de vientos estelares durante sus vidas o cuando explotaron como supernovas. Esos metales (cualquier cosa más pesada que el helio, en la jerga astronómica) contaminaron las nubes de gas cercanas a partir de las que se formaron estrellas nuevas.
Un equipo de investigadores ahora ha demostrado que las estrellas de metalicidad (contenido en metales) más baja, las que son químicamente más primitivas, incluyen grandes cantidades de estrellas CEMP. Las estrellas CEMP-no, que son también ricas en nitrógeno y oxígeno, son probablemente las estrellas que nacieron de las nubes de gas de hidrógeno y helio que resultaron contaminadas con los elementos producidos por las primeras estrellas del Universo.
«Las estrellas CEMP-no que vemos hoy en día, por lo menos muchas de ellas, nacieron poco después del Big Bang, hace 13500 millones de años, a partir de material casi sin contaminar», explica Jinmi Yoon (Universidad de Notre Dame). «Estas estrellas, situadas en el halo de nuestra galaxia, son estrellas genuinas de la segunda generación, nacidas a partir de los productos de la nucleosíntesis de las primeras estrellas».
Timothy Beers (Universidad de Notre Dame) añade que es poco probable que todavía exista alguna de las primeras estrellas del Universo, pero se puede aprender mucho de ellas con estudios detallados de la siguiente generación de estrellas.»Estamos analizando los productos químicos de las primeras estrellas mirando qué había dentro de las estrellas de la segunda generación». «Podemos utilizar esa información para contar la historia de cómo se formaron los primeros elementos y determinar la distribución de las masas de esas primeras estrellas. Si sabemos cómo estaban distribuidas sus masas podemos crear modelos del proceso por el cual se formaron y evolucionaron las primeras estrellas desde el principio».