Evitando los «falsos positivos» en la búsqueda de mundos vivos
2/3/2016 de University of Washigton/ Astrophysical Journal Letters
Una nueva investigación del Laboratorio Planetario Virtual de la Universidad de Washington ayudará a los astrónomos a identificar mejor y descartar «falsos positivos» en la búsqueda de la vida. Esta ilustración de artista muestra Kepler 62E, a unos 1200 años luz en la constelación de la Lira. Crédito: NASA.
Un trabajo de investigación publicado recientemente permitirá a los astrónomos identificar mejor (y por tanto descartar «falsos positivos») en la búsqueda de vida fuera de la Tierra.
Potentes instrumentos como el telescopio espacial James Webb, cuyo lanzamiento está previsto para 2018, pueden ayudar a los astrónomos a buscar vida en un puñado de mundos lejanos detectando, entre otras cosas, señales de oxígeno en sus atmósferas. Esto se hace con la técnica de espectroscopía de tránsito, es decir, estudiando las características espectrales de la luz visible a través de la atmósfera del planeta cuando éste transita o pasa por delante de su estrella.
«Pretendíamos determinar si existe algo que podríamos observar que delate estos ‘falsos positivos’ en los exoplanetas», comenta el autor principal, Edward Schwieterman. «El descubrimiento potencial de vida fuera de nuestro Sistema solar es de tal magnitud y consecuencia que realmente necesitamos saber que estamos en lo cierto, que cuando interpretamos la luz de estos exoplanetas sabemos exactamente lo que estamos buscando y lo que podría engañarnos».
En la Tierra, el oxígeno es producido casi exclusivamente por la fotosíntesis, siendo pues una señal que indica vida. Pero en otros mundos el oxígeno puede ser creado abióticamente, es decir, por procesos no vivos. Los investigadores han encontrado que la luz ultravioleta de la estrella divide las moléculas de dióxido de carbono (CO2) liberando algunos átomos de oxígeno, que forman O2. Algo similar ocurre cuando la luz de la estrella rompe el agua de la atmósfera H2O, permitiendo que el hidrógeno escape y dejando atrás grandes cantidades de oxígeno, mucho más que el que la Tierra ha tenido nunca en su atmósfera. En tales casos, Schwieterman afirma que las colisiones frecuentes entre las moléculas de oxígeno producen moléculas de vida corta de O4, que pueden ser detectadas en espectroscopía de tránsito. «Si observamos una gran cantidad de O4 podría ser una indicación de que esta atmósfera posee demasiado oxígeno para haber sido producido biológicamente».
«Con estas estrategias a mano, podemos cambiar más rápidamente a otros objetivos más prometedores que puedan tener señales biológicas de oxígeno verdaderas», concluye Schwieterman.