Estudian la historia de la galaxia Andrómeda a través de sus cadáveres estelares
17/12/2015 de Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) / The Astrophysical Journal
Imagen de Andrómeda donde se han señalado las ubicaciones aproximadas de las dos estructuras mayores: el «Espolón del norte» (arriba) y la «Corriente gigante» (debajo derecha). Fuente: IAA.
La galaxia Andrómeda (o M31) es la galaxia masiva más cercana, y constituye un excelente laboratorio para estudiar las características e historia de las grandes galaxias espirales como nuestra galaxia, la Vía Láctea. Un grupo internacional de investigadores, encabezados por el IAA, ha estudiado con el Gran Telescopio Canarias una muestra de nebulosas planetarias situadas en las dos subestructuras principales de M31 y ha hallado que estas estructuras podrían deberse a la interacción de Andrómeda con sus galaxias satélite.
«Sabemos que las grandes galaxias crecen absorbiendo galaxias menores, y que los vestigios de esas fusiones pueden hallarse en las regiones externas de las galaxias, en forma de colas o regueros de estrellas», señala Xuan Fang, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que encabeza el trabajo. El estudio de la composición química y el movimiento de esas estrellas puede aportar valiosos datos sobre la historia de formación de la galaxia.
«Hace poco más de una década se descubrieron en Andrómeda unas subestructuras que podrían ser restos de su proceso de formación e interacción con otras galaxias cercanas. Como se trata de subestructuras muy débiles y resulta muy difícil estudiar sus estrellas, observamos las nebulosas planetarias, que sí pueden detectarse sobre el débil fondo», apunta Rubén García Benito, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que participa en el estudio.
«Estudios anteriores del movimiento de nebulosas planetarias en estas subestructuras habían indicado que podían tener un origen común, y nosotros queríamos comprobar si era así analizando la composición química de las nebulosas», indica Fang (IAA-CSIC). Gracias al Gran Telescopio Canarias corroboraron que, en efecto, las nebulosas muestran tanto abundancias químicas como movimientos similares y, por tanto, un origen común, posiblemente ligado a la interacción de Andrómeda con M32, una de sus galaxias satélite.