Estrellas recién formadas lanzan potentes torbellinos
15/12/2016 de University of Copenhagen / Nature
Ilustración de artista de un torbellino que se eleva desde un disco protoplanetario que rodea una estrella de aproximadamente 100 000 años de edad, TMC1A. Crédito: Per Bjerkeli/David Lamm/BOID.
Investigadores del Instituto Niels Bohr han utilizado los telescopios de ALMA para observar las fases tempranas en la formación de un nuevo sistema solar. Por primera vez han observado cómo un violento torbellino sale disparado de un disco giratorio de gas y polvo que rodea la joven estrella.
Un sistema solar nuevo se forma en una gran nube de gas y polvo que se contrae y condensa debido a la fuerza de la gravedad y acaba haciéndose tan compacta que el centro colapsa en una bola de gas en la que la presión calienta el material, resultando en una esfera de gas resplandeciente, una estrella. Los restos de la nube de polvo y de gas giran alrededor de la estrella recién formada en el disco donde el material empieza a acumularse y a formar concentraciones más y más grandes, que finalmente se convierten en planetas.
En conexión con las estrellas recién formadas, llamadas protoestrellas, los investigadores han observado potentes emanaciones de torbellinos y material, llamados chorros. Pero hasta ahora nadie había observado cómo se forman estos vientos.
«Utilizando los telescopios de ALMA, hemos observado una protoestrella en una fase muy primitiva. Vemos cómo el viento, como un tornado, eleva el material y el gas del disco giratorio, que se halla en proceso de formar un nuevo sistema solar», explica Per Bjerkeli (Universidad de Copenague). «Durante la contracción de la nube de gas, el material empieza a girar cada vez más rápido, igual que un patinador gira cada vez más rápido acercando los brazos hacia el cuerpo. Esto ocurre cuando la estrella nueva produce viento. El viento se forma en el disco que rodea la protoestrella y gira junto con él. Cuando este viento giratorio se aleja de la estrella, se lleva parte de la energía rotacional con él y el polvo y el gas cercanos a la estrella pueden continuar contrayéndose», explica Per Bjerkeli. Antes se pensaba que el viento giratorio se originaba en el centro del disco de gas y polvo, pero las observaciones nuevas indican que no es así.