El primer estudio atmosférico de exoplanetas de tamaño Tierra revela mundos rocosos
25/7/2016 de MIT / Nature
Ilustración de artista de planetas transitando por una estrella enana roja en el sistema de TRAPPIST-1. CRÉDITO: NASA/ESA/STScI.
El pasado 2 de mayo, científicos del MIT, la Universidad de Lieja y otras instituciones anunciaron el descubrimiento de un sistema planetario, a solo 40 años luz de la Tierra, que contiene tres mundos potencialmente habitables, de dimensiones similares a las de la Tierra. Juzgando a partir del tamaño y temperatura de los planetas, los investigadores determinaron que algunas regiones de cada planeta podrían ser adecuadas para la vida.
Ahora, en un artículo publicado en la revista Nature, el mismo grupo anuncia que los dos planetas más interiores del sistema son principalmente rocosos. El descubrimiento apoya todavía más la hipótesis de que estos planetas puedan ser realmente habitables. Los investigadores también han determinado que la atmósfera de ambos planetas probablemente no sea grande y difusa, como la de Júpiter, sino compacta, parecida a las atmósferas de la Tierra, Venus y Marte.
El 4 de mayo el equipo de astrónomos apuntó el telescopio espacial Hubble hacia el sistema de la estrella TRAPPIST-1 para captar un raro evento: un tránsito doble, el momento en que dos planetas pasan casi simultáneamente por delante de su estrella. Se trata de la primera vez que se ha conseguido realizar una observación espectroscópica de un tránsito doble, lo que permite obtener datos de las atmósferas de los dos planetas al mismo tiempo.
La observación reveló que ambos mundos probablemente poseen atmósferas compactas, parecidas a las de los planetas rocosos de nuestro sistema solar. «Una superficie rocosa es un comienzo estupendo para que un planeta sea habitable, pero la vida que puedan albergar los planetas de TRAPPIST-1 probablemente lo está teniendo mucho más difícil que la vida en la Tierra», comenta Joanna Barstow (University College London). Al estar en órbita muy cerca de su estrella, Barstow afirma que la radiación emitida por la estrella podría arrancarles sus atmósferas por completo, haciendo que sea extremadamente difícil que los organismos progresen, en especial debido a la rotación síncrona de los dos planetas, lo que significa que poseen días y noches permanentes.