El planeta diamante
6/9/2011 de Max Planck Institute
¿Una estrella que se convierte en un planeta diamante? Lo que suena como un hecho de ciencia-ficción es aparentemente realidad. El descubrimiento ha sido realizado por un grupo internacional de científicos de Australia, Italia, Gran Bretaña, USA y Alemania, incluyendo a Michael Kramer, del Instituto Max Planck de Radioastronomía de Bonn. Los investigadores han encontrado el planeta diamante con la ayuda del radiotelescopio de 64 metros Parkes de Australia. El planeta aparentemente está en órbita alrededor de una estrella muy densa e inusual, un púlsar.
En este recién descubierto púlsar, conocido como PSR J1719-1438, los astrónomos detectaron una modulación regular en los tiempos de llegada de sus señales. Esta «perturbación» es provocada por la gravedad de una compañera de masa baja. El tipo de modulación da muchos datos a los investigadores sobre este pequeño cuerpo celeste: posee un diámetro de sólo 60 mil kilómetros y es, por tanto, la mitad de grande que Júpiter. Gira alrededor del púlsar en solo dos horas y diez minutos, a una distancia de 600 mil kilómetros, esto es, sólo ligeramente por debajo del radio de nuestro Sol. Por tanto, el planeta gira tan cerca del púlsar que su gravedad debería realmente despedazarlo.
«La densidad del planeta es al menos tan grande como la del platino; esto nos dice mucho sobre su origen», afirma el director del equipo, Mathew Bailes, de Swinburne University of Technology en Australia. Los investigadores piensan que el planeta compañero es el núcleo de lo que fue en tiempos pasados una estrella masiva. Apenas consiguió escapar a la destrucción que sufrió el resto de su material que fue absorbido por el púlsar.
En PSR J1719-1438 los dos objetos están tan cerca que el compañero solo puede ser una enana blanca con una masa muy reducida que ha perdido todas sus capas exteriores y más del 99.9 por ciento de su masa original. El remanente debe de estar constituido predominantemente por carbono y oxígeno ya que los elementos más ligeros, como el hidrógeno y el helio, no pueden explicar los datos obtenidos a partir de las observaciones. La densidad calculada conduce a la conclusión de que el material es seguro que se encuentra en un estado cristalino: una gran parte de la estrella podría por tanto tener la estructura de un diamante.