El número de los planetas habitables podría estar limitado por atmósferas sofocantes
26/5/2016 de Imperial College / Monthly Notices of the Royal Astronomical Society
Ilustración de artista de un sistema de planetas en órbita alrededor de una estrella enana roja. Un planeta en la zona habitable de la estrella podría todavía estar demasiado caliente para albergar vida. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
Cuando los científicos buscan planetas que puedan albergar vida miran en las ‘zonas habitables’ alrededor de las estrellas, la distancia correcta a la estrella para que exista agua en forma líquida en la superficie de un planeta. Tradicionalmente esta búsqueda se ha concentrado en planetas en órbita alrededor de estrellas como nuestro Sol, en cierto modo parecidos a la Tierra.
Sin embargo, investigaciones recientes han permitido descubrir planetas pequeños girando muy de cerca alrededor de estrellas llamadas enanas M, o enanas rojas, que son mucho más pequeñas y débiles que el Sol. Las enanas M constituyen alrededor del 75 por ciento de todas las estrellas de nuestra Galaxia y descubrimientos recientes sugieren que muchas de ellas albergan planetas, disparando el número de planetas potencialmente habitables a miles de millones.
Pero una nueva investigación ha revelado que, aunque se encuentren en órbita alrededor de estrellas más pequeñas y poco brillantes, muchos de estos planetas podrían todavía estar demasiado calientes para ser habitables. Los científicos sugieren que algunos de los planetas podrían todavía serlo, pero sólo aquéllos con una masa menor que la de la Tierra, comparables a Marte.
El Dr. James Owen, autor principal del estudio, comenta: «Se asumía que los planetas con masas similares a la Tierra serían habitables simplemente porque se encontraban en la ‘zona habitable’. Sin embargo, cuando consideras cómo evolucionan estos planetas en el transcurso de miles de millones de años, esta hipótesis resulta que no es cierta». Se sabía que muchos de estos planetas nacen con atmósferas gruesas de hidrógeno y helio, constituyendo aproximadamente el uno por ciento de la masa planetaria total. En comparación, la atmósfera de la Tierra constituye sólo una millonésima de su masa. El efecto invernadero de una atmósfera de este grosor haría que la superficie fuera demasiado caliente para el agua líquida, haciendo que los planetas fuesen inicialmente inhabitables.
Se pensaba que, con el tiempo, la intensa radiación ultravioleta y de rayos X de la estrella enana M evaporaría la mayor parte de esta atmósfera, haciendo al final habitable el planeta. Pero el nuevo análisis revela que esto no es así. Simulaciones detalladas por computadora demuestran que estas gruesas envolturas de hidrógeno y helio no pueden escapar de la gravedad de los planetas que son similares o mayores que la Tierra, por lo que muchos de ellos probablemente retengan sus atmósferas sofocantes.