El cráter mayor y más profundo deja al descubierto una Luna antigua escondida
8/3/2010 de Goddard Space Flight Center, NASA
Poco después de que se formara la Luna, un asteroide chocó contra su hemisferio sur y excavó un cráter realmente tremendo, la cuenca Polo Sur-Aitken, de 2400 km de tamaño y una profundidad de más de 8 km.
El bombardeo por asteroides durante miles de millones de años ha dejado la superficie lunar marcada con cráteres de todos los tamaños, y cubierta por lava solidificada, escombros y polvo. En rara ocasión puede verse la superficie original, o corteza, y es aún más difícil el ver la corteza profunda.
Por fortuna, un cráter situado al borde de la cuenca Polo Sur-Aitken puede proporcionarnos justo esa imagen. Llamado Apollo Basin, y formado por un impacto tardío de un asteroide más pequeño, todavía mide unos respetables 480 km de ancho.
«Es como bajar a tu sótano y excavar un agujero profundo», comenta Noah Petro, de NASA. «Creemos que la parte central de Apollo Basin puede dejar al descubierto una porción de la corteza baja de la Luna. Si ello es correcto, éste puede ser uno de los pocos lugares de la Luna desde donde tendremos una vista de la corteza lunar profunda, porque no se encuentra cubierta por material volcánico como ocurre con muchas otras áreas profundas. Al igual que los geólogos pueden reconstruir la historia de la Tierra analizando un corte de capas de rocas expuestas en un cañón o por una carretera, podemos empezar a comprender el inicio de la historia lunar estudiando lo que podemos observar en Apollo».