El cometa que cambia de color
8/4/2016 de ESA / Icarus
Mosaico de cuatro imágenes del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, creado utilizando imágenes tomadas el 19 de septiembre de 2014 cuando Rosetta se encontraba a 28.6 km del cometa. Crédito: ESA/Rosetta/NAVCAM.
El cometa de Rosetta ha cambiado de color y brillo ante los ojos del orbitador de ESA, mientras el Sol arrancaba la superficie más antigua y dejaba al descubierto material más fresco.
El espectrómetro Visible and InfraRed Thermal Imaging Spectrometer, VIRTIS, empezó a detectar estos cambios en las partes iluminadas del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko, la mayoría en el hemisferio norte y en las regiones ecuatoriales, en los meses que siguieron a la llegada de la nave espacial en agosto de 2014.
Un nuevo artículo anuncia los primeros descubrimientos de este estudio, hasta noviembre de 2014, tiempo durante el cual Rosetta operó a entre 100 y 10 km del núcleo del cometa. Al mismo tiempo, el propio cometa se desplazó en su órbita más cerca del Sol, de 542 millones de kilómetros a 438 millones de kilómetros.
VIRTIS monitorizó los cambios en la luz reflejada por la superficie dentro de un amplio intervalo de longitudes de onda del óptico y el infrarrojo, como indicador de cambios sutiles en la composición de la capa más exterior del cometa.
Cuando llegó, Rosetta se encontró con un cuerpo extremadamente oscuro, que reflejaba solo un 6% de la luz visible que recibía. Esto se debe a que la mayor parte de la superficie está cubierta por una capa de polvo oscuro, seco, compuesto por una mezcla de minerales y sustancias orgánicas. VIRTIS muestra que a medida que las capas «viejas» de polvo eran expulsadas lentamente, quedaba al descubierto material más fresco. La nueva superficie era a la vez más reflectante, haciendo que el cometa se volviera más brillante, y más rica en hielo, produciendo medidas más azules.