Un ‘fantasma del pasado’ rememora la infancia de la Vía Láctea
11/12/2015 de SINC / Astronomy and Astrophysics
El cúmulo E 3, en el centro de la imagen, se deja entrever tras las estrellas brillantes de delante. Crédito: DSS/STScI/©UDS/CNRS
Cuando nació nuestra galaxia, hace unos 13 000 millones de años, surgieron multitud de cúmulos con millones de estrellas, pero con el paso del tiempo han ido desapareciendo. Sin embargo, ocultos tras otras estrellas más jóvenes que se han formado después, todavía sobreviven algunos viejos y moribundos cúmulos estelares, como el denominado E 3. Astrónomos europeos han estudiado ahora a este testigo de los comienzos de nuestra galaxia.
“Este cúmulo globular y otros pocos similares –como Palomar 5 o Palomar 14– son ‘fantasmas’ porque parecen estar en la últimas etapas de su existencia, y decimos ‘del pasado’ porque son muy viejos, se formaron cuando nuestra galaxia estaba virtualmente recién nacida, hace 13 000 millones de años”, explica Carlos de la Fuente Marcos, uno de los autores.
“A diferencia de los cúmulos globulares típicos, compuestos por centenares de miles y en algunos casos millones de estrellas, el objeto estudiado apenas tiene unas pocas decenas de miles”, señala De la Fuente Marcos. “Además, no presenta la típica simetría redondeada, sino una forma romboidal muy distorsionada, casi fantasmal, torturada por las mareas gravitatorias galácticas”.
Según otro estudio sobre E 3, publicado en The Astrophysical Journal por investigadores de la Universidad Estatal de Míchigan (EE UU), este cúmulo es químicamente homogéneo, es decir, que no hay varias poblaciones de estrellas en su interior.
“Esto es característico de un objeto que se creó en bloque, en un solo episodio, como lo que se supone ocurrió cuando nació nuestra galaxia: se formaron cúmulos estelares muy masivos (con millones de estrellas), pero lo que sobrevive hoy de ellos son objetos como E3, fantasmas de un pasado remoto”, señala De la Fuente Marcos, quien destaca que el estudio de estos objetos “permite adentrarse en la infancia de la Vía Láctea”.