Los astrónomos observan la retransmisión en diferido de una rara erupción celeste
16/2/2012 de Carnegie Institution for Sicence / Nature
Eta Carinae, una de las estrellas más masivas de nuestra galaxia la Vía Láctea, aumentó de brillo inesperadamente durante el siglo XIX. Durante 10 años a mediados de los años 1800, fue la segunda estrella más brillante del cielo. (Ahora no se encuentra ni entre las 100 más brillantes). El aumento de luminosidad fue tan grande que se ganó el título poco habitual de “Gran Erupción”. El nuevo trabajo de investigación de un equipo que incluye a José Prieto de Carnegie, ahora en Princeton University, emplea la técnica del “eco de luz” para demostrar que esta erupción fue mucho más diferente de lo que se pensó con anterioridad. Su trabajo ha sido publicado en la edición de la revista Nature de hoy 16 de febrero.
Eta Carinae es una variable azul luminosa (LBV), lo que significa que tiene periodos de poco brillo seguidos por periodos de brillo alto. Las variaciones en brillo de una LBV son producidos por una inestabilidad creciente y pérdida de masa. La Gran Erupción fue un suceso extremo y único en el que la estrella, que tiene más de 100 veces la masa del Sol, perdió el equivalente a varias veces la masa del Sol. Los científicos habían pensado que este tipo raro de erupción había sido provocado por un viento estelar.
El equipo de científicos, dirigido por Armin Rest, del Space Telescope Science Institute, empleó imágenes de Eta Carinae durante 8 años para estudiar ecos de luz de la Gran Erupción. Por primera vez, observaron luz que rebotó, o hizo eco, en polvo interestelar a decenas de años-luz de la estrella. Esas decenas de años-luz extra significan que la luz está llegando ahora a la Tierra en lugar de haberlo hecho en los años de 1800, cuando la gente de la Tierra observó la luz que viajó hasta aquí directamente.
“Esta Erupción Gigante de la estrella ha sido considerada el prototipo de todos los impostores de supernova en galaxias externas”, comenta Prieto. “Pero esta investigación indica que se trata actualmente de un suceso bastante único”.
Por tanto, los científicos aún no saben qué fenómeno causó la erupción de Eta Carinae, y que perdiera tal cantidad de masa sin ser destruida. Es necesario seguir investigando para determinar si otros modelos propuestos podrían haber producido esta actividad.