Las “baterias nucleares” de las naves espaciales podrían recibir un impulso con nuevos materiales
16/11/2016 de JPL
Sabah Bux, tecnóloga del JPL, utiliza un horno para el desarrollo de materiales termoeléctricos que convierten calor en electricidad. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
Ningún cable prolongador es suficientemente largo como para llegar a otro planeta y tampoco hay estaciones de recarga de naves espaciales por el camino. Por estas razones, los investigadores trabajan duro intentando que los sistemas de alimentación de las naves espaciales sean más eficientes, resistentes y duraderos.
En el JPL se está estudiando un desarrollo innovador en los sistemas de alimentación de las naves espaciales, basado en un tipo de materiales que tiene un nombre poco familiar: escuteruditas. Las escuteruditas poseen propiedades únicas que las hacen especialmente útiles en sistemas de alimentación. Conducen la electricidad como el metal pero se calientan como el cristal y pueden generar importantes voltajes eléctricos.
Las sustancias naturalmente radiactivas generan calor cuando se transforman espontáneamente en otros elementos. Los sistemas de alimentación con radioisótopos utilizan este calor como combustible para producir electricidad útil para la nave espacial. Los sistemas de alimentación por radioisótopos de la NASA hoy en día obtienen el calor a partir de la desintegración natural del óxido de plutonio-238.
Ahora los investigadores están estudiando la utilización de las escuteruditas en un nuevo sistema de alimentación llamado eMMRTG (siglas del nombre en inglés del Generador Termoeléctrico de Radioisótopos Multimisión Reforzado). El nuevo eMMRTG proporcionará un 25 por ciento más de energía que el generador de Curiosity al principio de su misión, según los análisis actuales. Además, como las escuteruditas se degradan de forma natural más despacio que los materiales actualmente utilizados en el MMRTG, una nave provista del eMMRTG tendrá por lo menos un 50 por ciento más de potencia al final de una vida de 17 años comparada con la que tendría con el sistema actual.
“Disponer de un sistema termoeléctrico más eficiente significa que necesitaremos utilizar menos plutonio. Podríamos llegar más lejos, durante más tiempo y hacer más cosas”, comenta Sabah Bux (JPL).