Las explosiones más grandes del universo, alimentadas por los imanes más potentes
9/7/2015 de ESO / Nature
Esta ilustración muestra a una supernova y al estallido de rayos gamma asociado desencadenado por una estrella de neutrones de rápido giro con un campo magnético muy fuerte — un objeto exótico conocido como magnetar. Observaciones llevadas a cabo desde los observatorios La Silla y Paranal de ESO, en Chile, han demostrado, por primera vez, la existencia de un vínculo entre una explosión de rayos gamma de muy larga duración y una explosión de supernova inusualmente brillante. Los resultados muestran que la supernova que siguió al estallido del GRB 111209A no fue provocada por decaimiento radiactivo, como se esperaba, sino que fue generada por los campos magnéticos superfuertes en decaimiento que rodean a un magnetar. Crédito: ESO.
Observaciones llevadas a cabo desde los observatorios La Silla y Paranal de ESO, en Chile, han demostrado, por primera vez, la existencia de un vínculo entre una explosión de rayos gamma de muy larga duración y una explosión de supernova inusualmente brillante. Los resultados muestran que la explosión de supernova no fue provocada por decaimiento radiactivo, como se esperaba, sino que fue generada por los campos magnéticos superfuertes en decaimiento que rodean a un objeto exótico llamado magnetar. Los resultados aparecen en la revista Nature el 9 de julio de 2015.
Los estallidos de rayos gamma (en inglés GRB, de Gamma-ray bursts) son uno de los resultados asociados a las explosiones más grandes que tienen lugar desde el Big Bang. Se detectan utilizando telescopios en órbita, sensibles a este tipo de radiación de gran energía que no puede penetrar la atmósfera de la Tierra, y luego se observan en longitudes de onda más largas por otros telescopios desde el espacio y desde tierra.
Normalmente, los GRB sólo duran unos segundos, pero en casos muy raros los rayos gamma siguen durante horas. Uno de estos GRB de ultra larga duración fue captado por el satélite Swift el 9 de diciembre de 2011, denominándolo GRB 111209A. Era el GRB más largo y más brillante jamás observado.
A medida que el resplandor de esta explosión fue desvaneciéndose, fue estudiado utilizando los instrumentos GROND (instalado en el Telescopio MPG/ESO de 2,2 metros, en La Silla) y X-shooter (instalado en el Very Large Telescope (VLT), en Paranal). Se halló la clara huella dejada por una supernova, más tarde bautizada como SN 2011kl. Es la primera vez que se descubre una relación entre una supernova y un GRB de muy larga duración.
La única explicación a las observaciones de la supernova que siguió al GRB 111209A era que ésta estaba siendo alimentado por un magnetar, una estrella de neutrones pequeña que gira cientos de veces por segundo y que posee un campo magnético mucho más fuerte que el de las estrellas de neutrones normales, también conocidas como púlsares de radio. Los magnetares son, probablemente, los objetos más fuertemente magnetizados del universo conocido. Esta es la primera vez que es posible relacionar, de forma inequívoca, una supernova y un magnetar.